Carta para quien quiera leerla

Carta para quien quiera leerla

 

Hola, ¿cómo te encuentras? ¿Qué dice el día, la semana, la pandem… Bueno, omitiremos esa palabra, ¿te parece? Como no lo sé y no creo que vayas a contestar, -aunque, de todo corazón lo espero- te platico un poco de lo que sea, ¿qué dices? Ojalá no apartes tus ojos de mis letras, parece que es la única cercanía que nos queda, afectos reducidos a emojis, gifs, y stickers chistosos. Me gustaría platicarte algo genial, algo sobre un evento, o una lectura, o una obra de teatro, un nuevo ciclo de cine en el Cineclub de la Biblioteca pública Dr. Alfonso G. Alarcón, o sobre una nueva exposición.

¿Fuiste alguna vez a un ciclo del Cineclub? ¿A cuál? ¿Cuál ha sido tu favorito? Yo fui a varios, ojalá sea una actividad que no se pierda, lo que más disfrutaba era la charla aunque casi nadie participaba… ¡Cuando se pueda te invito al próximo! Compramos una nieve de mango frente a la catedral del zócalo y cuando termine la película nos echamos una platicada con Jesús Armenta, quien coordina el cineclub y recuerda una película con cada palabra que alguien suelta, o podemos ir al Bar del Puerto y platicar entre las luces rojas y la música nostálgica que pone el dueño, don Josué Rosales. Me quiero poner optimista y no hablar del pasado como si fuera algo tan lejano pero no puedo, estos días y este mundo se ha puesto horrendo, ¿no crees? Tal vez sea la lluvia del día que me ha soltado las letras contenidas por las cosas que han cambiado. Lo más chistoso es que nos han llegado las vacaciones de verano y estamos encerrados, jamás había sentido una necesidad tan grande de mar… O de abrazar. O de platicar de frente, de quitar una basurita del hombro de la persona con quien camino, de un cigarro en costera, de una cerveza en cualquier bar.

Pero bueno, ¿tú cómo estás? ¿Qué dice el trabajo? No sé en que te desarrolles, pero seguro también te ha cambiado la dinámica. Es una joda esto de lo virtual, ¿no? Ya no hay lugar para esconderse del trabajo, para esconderse de nada y también estamos los otros, los que pensamos “al menos todavía tienes trabajo”, lo importante es no perder la esperanza… Aferrarte con uñas y dientes a lo que te haga feliz y meter en eso tu cara y volverlo productivo, mercantilizar tu pasión y volverlo una obligación de la que puedas vivir. Bordar, pintar, bailar, escribir. Producir, producir, producir.

¿Y tú a qué te dedicas? Por cierto, ¿te molesta si uso el lenguaje inclusivo? Lo quiero usar, pero no quiero que te vayas, quiero platicarte. No porque no haya hablado con nadie, al contrario, esto se ha vuelto una mandadera increíble de mensajes, y correos, y vídeos, y fotos y cosas que a nadie le importan; no tengo problema con eso, lo que me pone de nervios es la inmediatez que se requiere. A veces no quiero contestar y solo me quiero quedar debajo de las sábanas porque ya no encuentro qué hacer y tampoco qué decir o escribir… Por eso prefiero las cartas, son una extensión más valiosa que un montón de letritas apachurradas en la pantalla y no son tan rápidas, te permiten leerte y aclarar tus pensamientos sin parecer que ocultas el secreto más grande del mundo cuando eliminas un mensaje porque lo escribiste mal, sin mencionar que deja ir más allá del Hola, ¿cómo estás?, también bien, ¿Y qué haces? ¿A ti te gusta escribir? Espero que sí, porque de verdad me gustaría que me contestes con una carta larga, no importa que esté mal escrita voy a apreciar cada falta de ortografía como el más precioso regalo, lo importante es el contenido, tus letras formando tus ideas… Una charla con alguien a quien no conoces pero que tiene toda la disposición de escucharte, o en este caso, leerte.

En fin, te preguntaba sobre el lenguaje inclusivo, ¿te molesta? una de las primeras mujeres que tocó ese tema fue Clara Campoamor Rodríguez, escritora, abogada y política española, el discurso que emitió ante las cortes generales el 1ero de octubre de 1931 fue uno de sus momentos más altos, pues defendió con ferocidad e inteligencia el derecho al voto femenino, si quieres leer su discurso lo encuentras aquí: https://www.semmexico.mx/?p=12530 

En México el voto para las mujeres llegó más de 20 años después en las elecciones de julio de 1955, siempre hemos sido una nación un poco lenta, ¿no crees? ¡Ah sí, el lenguaje inclusivo! Bien, ella fue exiliada una temporada consistente de 17 años en Argentina y ahí comenzó a explorar su faceta de escritora a través de crónicas, ensayos y traducciones, era una adelantada a su época que ya veía una desventaja de la figura femenina en el lenguaje, pero también aclaraba que es un tema que no le quitaba ni media hora de sueño, espero que a ti tampoco, ha pasado tanto tiempo y nosotres nos seguimos rasgando las vestiduras, ¿qué tiene de malo que use una e en vez de una o? El sentido de la palabra no cambia solo se vuelve neutral… Es que esto de la neutralidad también lo hemos vuelto un problema, como si fuera mejor mantener los pensamientos bien amarrados al cuello; estos a veces se elevan como culebrinas y otras se hunden como piedra en el agua, pero si los tenemos amarrados siempre causan algún daño. Yo los dejo volar, a veces como abejas y otras como cucarachas, hay de todo. ¿Tú qué les haces? ¿También los amarras? Bueno, ya es un poco tarde y no sé a qué hora me estés leyendo si es que lo estás haciendo. Si me leíste ojalá me puedas contestar porque te extraño a pesar de no saber quién seas.

Platícame qué has hecho, platícame qué has aprendido, ¿has tomado un taller? ¿has visto películas buenas? ¿Cuál me recomiendas? Hace poco vi una en Netflix que se llama Nadie Sabe que Estoy Aquí y me gustó mucho, si la depresión me lo permite después anexaré una reseña a esta carta, ¿Qué películas te gustan a ti? No tienes que responder a ninguna pregunta, pero sí contesta mi carta. Cuéntame de tu perro, o de tu casa, de tus plantas, de las cosas que te faltan o las que extrañas; algo que sientas que a nadie le interesa, porque a mí sí. Ojalá pronto podamos platicar, estoy esperando tus palabras.

 

marianela@adncultura.org

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