El vuelo de un cuervo: poema de Ángel Domínguez Espinoza

El vuelo de un cuervo

Ángel "El Halcón" Domínguez

1

En la plancha de un quirófano no sabes si eres hombre o mujer. Los espíritus no tienen sexo, no necesitas nada, estás desnudo de amor. Un bisturí es un león, todo es confuso, las palabras no tienen sonidos, la vida es  una pared sin ecos.

 

2

Bajo las lámparas cialíticas flotas, como una partícula de polvo, tu cuerpo está formado por dos enormes ojos, no tienes pies, ni brazos; tu cosmos se envuelve con el aroma del sitio, multitudes de pasos retumban en tus sienes, todo es blanco sobre tus pestañas, alguien abre tu boca para introducir una espada afilada, te cortan el aliento, te han dejado una garganta sin voz.

 

3

Sumergido en un concentrador de oxígeno, desconoces cómo te llamas, no recuerdas a nadie, eres un globo envuelto en sábanas blancas. Imaginas que comes pizza, deambulas por calles desconocidas, te saludan y no respondes, eres un sujeto sin hogar y sin patria, no tienes un lugar donde descansar, lo terrenal es invisible, descubres que nunca has poseído nada.

 

4

En el área de terapia intensiva eres un malabarista sobre una cuerda floja. En este mundo de sombras un cuervo te picotea las orejas, sus graznidos se meten en tu cerebro, tienes un inquilino parado sobre tu tiempo, sus aleteos espantan tus recuerdos.

 

5

No te percatas qué hora marca el reloj del hospital, recuerdas el aroma de cedro, un médico coloca sobre tu pecho un estetoscopio de acero, intentas abrir los ojos, para ver la forma de su rostro, sus manos limpias te cierra los párpados, nadie te escucha tienes bloqueada la voz, no puedes hacer nada por tu existencia, el vuelo de un cuervo cruza los muros de la eternidad.