La historia de Pilinca, Ayotzinapa y el Nuevo Muralismo

La historia de Pilinca, Ayotzinapa y el Nuevo Muralismo

Mural Pilinca
Mural Pilinca, foto: Addi Fernández Facte.

Un día le encargaron preparar la comida para los invitados a una fiesta, ella estaba emocionada, ganaría un buen dinerito para llevar a su casa, era joven, entusiasta y de buen carácter. Llegó la fecha y el evento se canceló, entonces la anfitriona le sugirió vender su comida en el mercado.

El relleno se acabó rápido, conquistó los paladares de muchos y pronto las mujeres de Tecpan le pedían que volviera a vender. Fue así como hace más de 50 años comenzó la historia de Pilinca, la rellenadera más famosa de Guerrero cuyo legado detonaría todo un movimiento cultural. 

Corría el año 2015, aquella fatídica época en que la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa derivó en una crisis social y política que llevó a la caída del gobierno de Ángel Aguirre y el ascenso de Rogelio Ortega como gobernador interino por un periodo de poco menos de un año. 

Con el pretexto de conciliar el ánimo entre los pueblos de Guerrero y llevar un mensaje de paz a cada uno de los municipios, el DIF y la Secretaría de Cultura del estado implementaron el programa Caravanas Culturales por la Paz, un ejercicio de activación cultural donde creadores con trayectoria intervinieron en los 81 municipios con algún tipo de actividad artística en la que involucrarían a personas de la comunidad.

Fue así como el muralista Addi Fernández "Facte" llegó a Tecpan de Galeana, un municipio de la Costa Grande famoso por su tradición pesquera y que reclama como suyo el origen del Relleno de Cuche, platillo caldoso cuyo origen se remonta a la influencia filipina adoptada en la región a partir del intercambio cultural de la Nao de China.  

Bajo el proyecto Héroes de mi Pueblo, el artista morelense dirigió a unos seis jóvenes tecpanecos quienes intervinieron  algunos muros de la cabecera municipal en los que plasmaron la imagen de personajes representativos de la cultura popular local. 

Don Herminio
Don Hermnio, Foto: Addi Fernández Facte.

Los rostros de don Herminio, el mascarero y promotor de danzas populares; don Federico, bibliotecario, orador y poeta y doña Pilinca la mujer de los bolillos con relleno, fueron inmortalizados en las fachadas de tres viviendas como un ejercicio de apropiación cultural basado en el reconocimiento de personajes locales.

Acudimos a Tecpan junto a una comitiva de la Secretaría de Cultura y el DIF Guerrero para conocer los avances de los murales antes de su inauguración. Luego de la revisión, fuimos invitados a comer un relleno con bolillos en la casa de doña Petra Gallardo, mejor conocida como Pilinca, apodada así por haber nacido sietemesina. 

Mientras comíamos, la mujer que entonces tenía 88 años, dueña de una mirada dulce y un rostro risueño, nos compartió que fue "la difunta María Eugenia" quien le enseñó la receta, que cuando empezó a cocina el relleno, compraba el cerdo a seis pesos.

—Yo lo hago en horno de barro, no hay secretos si quieren se los enseño allá está adentro y si quieren también les enseño a hacer el relleno.

Me platicó mientras me bajaba el picante con unos tragos de Coca. 

En el lugar había otras cuantas mujeres tecpanecas atendiendo a los invitados, contando historias y tomando fotos. Una de ellas me contó que recién había llegado de Chicago, donde vendía el relleno entre los paisanos

Me lo encargan mucho para las fiestas, las reuniones, se vende muy bien allá.   

Confesó con un aire de orgullo mientras atiborraba un plato de unicel con enormes cucharadas del guiso calientito.

Pronto la popularidad de aquel mural comenzó a crecer, una fotografía difundida en facebook donde se muestra a la mujer de cabellos plateados observando el mural, le daría la vuelta a la internet y atraparía la curiosidad de periodistas y curiosos de todo el mundo que difundieron la imagen y otras historias entorno a Pilinca. 

Mientras la fama de la mujer y el relleno de cuche se extendía, un movimiento artístico se gestaba. 

En Técpan se creó el primer Festival del Relleno de Cuche, con actividades culturales,  degustaciones y concursos que cada año atraen a cientos de personas; por otra parte en distintos rincones del estado crecía un nuevo movimiento muralista, inspirado en el reconocimiento a personajes de la comunidad que con sus oficios cotidianos representan un aporte a la cultura popular.

En algunos casos patrocinados por programas de gobierno y en otros por iniciativa privada, el nuevo muralismo pronto se extendió por el estado y otras partes de México derivado de la iniciativa de jóvenes artistas que voltearon la mirada hacia la comunidad y creyeron en la vuelta al presente, a lo propio y lo cotidiano, como una fuente de riqueza cultural cuyo reconocimiento es capaz de engrandecer y unir a sus habitantes. 

Fotos: Addi Fernández Facte y Libana Nacif Heredia.

https://libananacif.blogspot.com/