El 26 de junio de 1977, el cantante Elvis Presley dió su último concierto
En el Marquet Square Arena de Indianápolis, Estados Unidos, luego de una larga serie de salidas y entradas a hospitales de desintoxicación.
Narran quienes estuvieron esa noche -el cual fue un concierto histórico para la música del siglo XX-, fue una presentación triste y emotiva, era una despedida del cantante, que obtuvo infinidad de discos de oro, más discos que cualquier otro -veinte de sus álbumes vendieron más de dos millones de copias-, y que lleva vendidos más de mil millones de discos.
Poco tiempo después, el 16 de agosto de 1977, Elvis Presley fue encontrado muerto en el piso del baño de su palacio de Menphis. La causa real de la muerte es un misterio ya que, a pesar de que el certificado de defunción señala que la misma se produjo por causas naturales, uno de los médicos sostuvo que se debió a una sobredosis de medicamentos. Su padre dispuso una autopsia, pero nunca se conocieron los resultados.
Según una versión de los hechos, sus restos fueron enterrados en el jardín de su casa; según otra, se hallan en el Forest Hill, sitio de culto y peregrinación de millones de personas que visitan el fantasma del Rey cada año.
No pocas historias se tejieron alrededor de los misterios de su muerte, muchas de las cuáles señalaban que el Rey Elvis seguía vivo, y que su muerte había sido una puesta en escena para escapar de la fama y vivir una vida apacible sin que nadie lo reconociera.
Elvis permanece en el recuerdo como una de las leyendas de la música más grandes que haya existido. La ciudad de Las Vegas, lo recuerda con mucha nostalgia.
miguel@adncultura.org