Gleeland y su trilogía musical: un viaje de autodescubrimiento en el escenario
El pasado 4 de agosto, la comunidad artística de Acapulco fue testigo de una velada excepcional en Costera 125, cuando los alumnos del Centro de Formación Artística Gleeland presentaron tres obras musicales que resonaron en el alma de los asistentes: Mentiras, Mamma Mia y En el Barrio. Estas producciones, dirigidas por Carlos Ávila, no solo iluminaron el escenario, sino que también sirvieron como un espejo en el que los participantes se redescubrieron a sí mismos.
Gleeland, conocido por su enfoque inclusivo y por brindar oportunidades artísticas a personas de todas las edades, llevó a cabo una serie de presentaciones bajo el formato "Perdidos en el Musical". Este enfoque, como explica Ávila, permite explorar musicales que, aunque no sean tan conocidos, tienen un profundo impacto en quienes los interpretan. Para este grupo en particular, conformado por adultos mayores de 30 años, los desafíos no fueron menores.
"Lo que me motivó a escoger estos musicales para este grupo particular, que es el grupo 'signor'—un grupo mixto de personas de 30, 40, 50 años o más—fue, en primer lugar, la admiración que todo mi equipo y yo tenemos por estos tres proyectos, y en segundo lugar, su popularidad general", explica Ávila. Mentiras, con su nostálgico viaje a través de los ochenta, tocó una fibra sensible en cada uno de los participantes. La trama, centrada en la historia de Emmanuel y sus cuatro amantes, les permitió a los actores explorar un rango emocional que resonó profundamente con sus propias vivencias.
No obstante, no todo fue fácil. Ávila recuerda cómo el limitado tiempo de ensayo, debido a las responsabilidades familiares y laborales de los alumnos, se convirtió en un reto considerable. "El mayor desafío fue hacer que el elenco lograra con éxito las presentaciones pese al limitado tiempo para los ensayos, pero la pasión y el compromiso los llevó al éxito", afirma. Este esfuerzo culminó en la materialización de tres obras que no solo reflejan la calidad artística de Gleeland, sino también la perseverancia y el espíritu de superación de sus integrantes.
En el Barrio, quizás el menos conocido de los tres musicales, sorprendió a los estudiantes con sus vibrantes coreografías y su música que celebra la identidad latina. Aunque muchos de ellos no estaban familiarizados con la obra, se enamoraron rápidamente de su energía y su mensaje. Mamma Mia, por otro lado, ofreció un vistazo a la alegría y el dinamismo del pop, presentando fragmentos que dejaron a la audiencia con ganas de más.
Sin embargo, más allá de los aplausos y el brillo de las luces, lo que realmente se destacó fue el impacto transformador que estas experiencias tuvieron en los participantes. "El impacto que espero es que desarrollen una versión de sí mismos a partir del arte escénico", reflexiona Ávila. "Para muchos de ellos, esto es un sueño hecho realidad; un sueño que, en algún momento de sus vidas, parecía inalcanzable."
La experiencia en Gleeland no solo les permitió a estos adultos cumplir una aspiración largamente pospuesta, sino que también les ofreció un espacio para canalizar emociones y conectar con una parte de sí mismos que quizás había quedado dormida. A través de la magia del teatro, encontraron una forma de realización personal que, según Ávila, se dio al 100% en todos los que participaron.
Este evento en Costera 125 no solo fue una presentación más; fue un testimonio del poder del arte para cambiar vidas, para unir generaciones y para recordarnos que nunca es tarde para seguir nuestros sueños.