Sobre ‘Souvenirs Acapulco’ de Rosario Sosa

Sobre ‘Souvenirs Acapulco’ de Rosario Sosa

“¿Cómo se mira algo que nunca más se va a ver?

¿Cómo se puede olvidar aquello que nunca se ha tenido?”

                                                                              Pedro Lemebel, Tengo miedo torero.

¿Qué es un souvenir? Es una pregunta que todo habitante de Acapulco debería hacerse, sobre todo cuando nos ahogan en forma de mercancía que no se pudo vender, esa mercancía que “ya no pudo salir”. Hay días en que esa franja de hoteles que bloquea la vista a la bahía parece el monumento al suvenir no vendido. Los mercados de artesanías están llenos de artesanías viejas que ya no son artesanías, artesanías de los 90s que pasaron de moda. Objetos baratos para recordar. ¿Recordar qué? Nadie lo sabe bien, e incluso a veces parece que más que recordar se compran para olvidar. Tortuguitas, sirenitas, tritoncitos, fotitos, animalitos, vestiditos, la industria del kitsch vive en los suvenires. En lo personal me parecen objetos sin sentimientos, pero a los humanos como a las urracas se nos da bien almacenar perlas y recuerdos que parecen brillantes en nuestras guaridas. Algunas mujeres guardan arena para cargarla en frascos, como cargando el tiempo, otros llevan parejas de coco-changos o playeras de talla universal que terminan siendo pijamas o trapeadores, los más sin-dinero llevan llaveros con fotos despintadas por el sol de La Quebrada: suvenires.

Souvenir es de esas palabras francesas del (podríamos bromear) ancien régimen, que se resisten a morir, como boutique, glamour o chantilly; un suvenir se extrae y guarda para recordar la vacación, el tiempo sagrado (holiday). Imagino que la gente acostumbraba robarse cosas del sitio que visitaba y a la larga, o porque terminaron robándose todo o porque el lugar no tiene nada digno de robar, se inventaron los suvenires; qué sé yo. Lo que sí es cierto es que hay gente que se ahoga en sus suvenires, repisas llenas de álbumes, botellas, estatuillas y archivos de esas, sus “bellas épocas”. Objetos brujiles que activan recuerdos reteniendo el tiempo y no dejándole morir, como pequeños artefactos de tortura. Mucho hay de cursi en la idea del souvenir, es verdad, pero este no es el caso. En la galería hay un jarroncito, un jarroncito y una fotografía tamaño afiche de La Quebrada. En la fotografía de La Quebrada hay una mancha oliva que a primera vista no alcanzo a entender, está camuflajeada y hecha con pincel y pintura; en el jarrón, la misma mancha, una mancha que no es mancha, es un soldado.

Los soldados en estas piezas, forman parte del paisaje vacacional, del pasaje acapulqueño. Pienso que fuera de esta galería, hay soldados en las calles y regreso al suvenir preguntándome, si es un suvenir para recordar el presente en lugar del pasado, si de alguna forma la artista tuerce el hecho del recuerdo y el olvido, si lo que está desgarrando es el tiempo, al turista, al paisaje o al camuflaje, también imagino a alguien comprando este suvenir, siguiendo eso que llaman “turismo negro”, un mal nombre claro, pues por qué todo lo “malo” tiene que ser “negro”. El “turismo negro”, “de dolor” o “tanatoturismo” es el turismo en sitios asociados a la muerte y la tragedia: Auschwitz, Murambi, Pompeya, el Paricutín, Tlatelolco, el Jardines del Humaya, los cementerios en general, ¿Acapulco?

Un soldado plasmado en un suvenir, ¿es el recuerdo nostálgico de aquellas épocas en blanco y negro llenas de soldados? ¿un recuerdo de cuando los soldados representaban lo mejor de nuestro mundo? ¿un recuerdo de aquellas épocas de príncipes, oficiales y generales? ¿de aquellos valores bélicos? Como sea, me tranquiliza saber que es solo un suvenir, un recuerdo.

En medio de todos estos cuadros, algunos ornamentales; hay una vitrina, en esa vitrina unos suvenires, en esos suvenires unos soldados, en esos soldados una cara, en esa cara un rostro, sobre ese rostro un sin-rostro, y en ese sin-rostro algo, invisible, pequeño, y a la vez: enorme.

Souvenirs Acapulco (Rosario Sosa; Acapulco, 2018) se expone en ‘Ver a otrxs de lejos. Colectiva de artistas guerrerenses’, Festival Internacional La Nao. Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego, Acapulco, Guerrero.