Aportaciones para una tipología del recalentado

Aportaciones para una tipología del recalentado

Por Daniel Venegas

 

Todo parte del archirreconocido recalentado tradicional que, según la norma, es cuando duermes en el mismo lugar donde cenaste, de tal forma que, al despertar, inmediatamente desayunas lo mismo que comiste en la cena. Es el tipo de recalentado más común, pero que llega a cansar, dos días en esta dinámica pueden ser un exceso para los participantes y es mejor moverse. A menos que sean los inquilinos de la casa donde se cenó, ahí también puede llegar a ser hartante, pero no hay escapatoria.

Cuando no duermes en el lugar de la cena y no regresas al día siguiente, pero te dan guisos para llevar y disfrutar en tu casa o compartirlos con otras personas, entonces hablamos del recalentado sin apego. Si además, llamas a donde cenaste o te llaman para saludar y tener noticias siendo explícitos en sus intenciones de cenar o no nuevamente, entonces hablamos del recalentado sin apego y con responsabilidad afectiva.

El recalentado co-dependiente es una forma muy ambigua, cuya existencia es difícil de demostrar, en general es cuando cenas en casa de alguien y te invitan a pasar la noche ahí, pero en ese momento no te quieres quedar y te vas, pero regresas la noche siguiente y cenas nuevamente solo para darte cuenta, otra vez, que no te quieres quedar y te vuelves a ir. Esa dinámica puede durar incluso cuando la cena ya no da para recalentar más.

Y qué decir de esa cena a la cual no fuimos invitados, pero de la que quisiéramos formar parte. Esa cena que miramos desde lejos en redes sociales, haciéndonos una idea —generalmente falsa— de lo bien que la pasan, mientras nos sentimos desdichados por no estar comiéndonos esa cena. Ese recalentado que no tendremos, pero del que sin dudarlo aceptaríamos las sobras, ese lleva por nombre recalentado idealizado, no existe más que en tu mente, sí, te lo has inventado y alguien tenía que decírtelo antes de que aceptes las sobras y pierdas tu dignidad, sorry y bye.

Otra de las formas del recalentado es aquel en el que por la distancia no pudiste ir a la cena, ni te pudieron enviar cena para recalentar, pero ya has probado antes el menú y sabes que podrás probarlo en otra fecha. Para comer este recalentado tienes que planear un viaje y llegar al lugar y estando ahí te cocinarán uno de tus platillos favoritos y lo disfrutarás y lo recalentarás hasta que regresas a tu casa muy bien servidx. No es la cena que te perdiste, pero es buena, íntima, intensa y consensuada, así es el recalentado pactado y a distancia. Hay un pequeño detalle, las despedidas a la hora de volver a casa, pues tendrás que esperar para volver a probar esa cena y recalentarla.

Hay ocasiones, en que tienes que fallarle a tu pareja, amigue o familiar que te invitó a la cena. Aunque le comunicas con todo el dolor de tu corazón que cenarás en otro lugar, nada evita que se sientan traicionados o dolidos, pues imaginan que tú vas a ser más feliz que ellos y no los invitas. Dentro de ellos crece un rencorcito y un poquito de veneno que jamás te expresarán, pero que te harán llegar en pequeñas dosis, por ejemplo, cuando te regalen comida de su cena, mientras te cuentan lo maravillosa que fue la velada y lo bien que la pasaron sin ti. Este es el famoso recalentado tóxico y te lo ganaste por bitch y si te lo comes ojalá que te enfermes, feliz año.

Hasta aquí dejaremos esta breve aportación a la tipología del recalentado, un esfuerzo por nombrar las diferentes formas de compartir la mesa con las personas que amamos y que pasiva y reprimidamente también odiamos y agredimos porque humanos. El objetivo principal de este texto es hacerlos reír y reflexionar. Si por casualidad no te reíste, es porque lo que te choca te checa, por eso te recomiendo incluir en tus propósitos de año nuevo ir a terapia, practicar mindfulness, yoga o repostería (es broma, pero si quieres no es broma). Los amo a todes, valen mil.