Atlamajalcingo del Monte en la esperanza de justicia histórica

Atlamajalcingo del Monte es considerado pueblo histórico, ya que en el cerro de La Purísima se atrincheró el General Vicente Guerrero, donde obtuvo varias batallas, de las cuales salió victorioso. En su estancia en la comunidad, tuvo el apoyo de la comunidad tanto en víveres como en el apoyo de desprenderse de de utensilios de hierro, incluso se fundió el órgano y la campana de la iglesia se Atlamajalcingo del Monte. Ante tal solidaridad en General Vicente Guerrero dejó una carta, la cual la refrendó siendo presidente de la nación, en donde hacía alusión que la nación tiene una deuda inmaterial con esta comunidad de la Montaña alta de Guerrero.

ATLAMAJALCINGO DEL MONTE EN LA ESPERANZA DE JUSTICIA HISTÓRICA

Atlamajalcingo del Monte es uno de los diecinueve municipios que conforman la región Montaña en el estado de Guerrero. En este municipio conviven pueblos ñuu saví (mixtecos) y me’e phàà (tlapanecos). Gracias a su forma de vida colectivista y comunitaria, alcanzó una participación activa en el movimiento por la Independencia mexicana en los años 1811 a 1820.

En pocos trabajos de investigadores se ha encontrado y señalado el aporte histórico de este pueblo a uno de los movimientos sociales más importantes de México. Su memoria histórica oral ha permitido preservar y compartir importantes episodios.

¿Cómo hubiera logrado Vicente Guerrero contar con armas y municiones sin el respaldo de los habitantes de Atlamajalcingo del Monte? ¿Quiénes hubieran acompañado a Juan del Carmen al lograr la Independencia? Fueron los hombres y las mujeres de la Montaña, legendarios defensores de su dignidad y sus tierras. Ya durante la encomienda, el mismo Hernán Cortés consideró a los me’e phàà o tlapanecos como un pueblo de gran cultura y desarrollo con respecto a los demás conquistados, tal vez por esto fue que más se les temió. En la primera década de la conquista fueron estos pueblos los que más resistieron y fue muy difícil someterlos.

La historia oficial no menciona nada de esto, pero en la herramienta comunitaria de compartir y recrear la memoria histórica oral son las propias comunidades las que nos comparten su memoria. Así lo hace el pueblo histórico de Atlamajalcingo del Monte.

México está en deuda con los ñuu saví. Después de la muerte de Morelos, Vicente Guerrero tomó en sus manos la bandera de la insurrección, en un periodo de resistencia cuando la guerrilla permitió mantener vivo el deseo de la libertad e independencia y recobrar la iniciativa militar en varios frentes. El general Guerrero emigró con su ejército a las sierras del sur para seguir peleando contra los realistas españoles. El general instaló su campamento y trincheras en el cerro de La Purísima, ubicado en las tierras comunales de Atlamajalcingo del Monte.

Una vez instalado, Guerrero cubrió las necesidades de su campamento con la ayuda de la población que lo apoyó con frijol, maíz, picante y sal. Este mismo pueblo dispuso inicialmente 50 mujeres y 50 hombres para el apoyo de diversas actividades relacionadas con el movimiento revolucionario. Este hecho obra y consta en diversos archivos históricos del Archivo General de la Nación y desde luego en la memoria histórica de este pueblo mixteco (Archivo General de la Nación/Instituciones Coloniales/Gobierno Virreinal/ Operaciones de Guerra -081-/Volumen 79).

A la fecha se encuentran indicios de las trincheras del general en los cerros Cruz de las Ánimas, Loma de Plaza, Ídolo Pezuña del Buey, Ocotal y Corral del Cura, en el territorio comunal de Atlamajalcingo del Monte.

Los militares españoles encabezados por José Gabriel Armijo tenían la orden de perseguir y acabar con la vida del general Guerrero y de los pueblos que lo apoyaban. Para esto planearon atacar avanzando por el río junto al pueblo, pero grande fue su sorpresa cuando vieron que la agilidad de los hombres y mujeres de estas tierras fue puesta al servicio del ejército revolucionario, gracias a lo cual derrotaron a los soldados gachupines. Desde entonces el río se quedó con el nombre de río de Gachupines, o Ita ndi chúchú en mixteco.

La memoria histórica local de Atlamajalcingo cuenta que la fuerza realista de soldados en su mayoría vestidos de negro, que comandaba el general Piña, pretendía introducirse por la barranca que llega hasta el río de Atlamajalcingo del Monte en el punto norte, para invadir las trincheras-campamento del general Guerrero. Gracias al conocimiento de la geografía y el territorio por los lugareños, se logró ponerles un alto. El lugar quedó con el nombre de Barranca de los Negros, que en mixteco es Yíví toon. Ese día el general Vicente Guerrero junto con su ejército se vistió de victoria.

Debido a los frecuentes combates del ejército insurgente, entre 1812 y 1815 se agotaron sus municiones, por lo cual Guerrero tuvo que recurrir al pueblo de Atlamajalcingo y solicitar metales para fundir y hacer municiones. Como respuesta, las personas de este pueblo formaron comisiones para recorrer casa por casa y recabar machetes, hachas y demás materiales para reforzar la defensa de la lucha revolucionaria. La situación se tornó crítica y el general volvió a solicitar ayuda a las autoridades comunitarias, por lo que se accedió a donar dos campanas de la torre de la iglesia, el órgano y algunas coronas de los santos. Desde entonces y hasta la actualidad la iglesia se conserva sin una campana, en espera de la correspondencia que el mismo general Vicente Guerrero estampó con su puño y letra en un documento que se conserva en el archivo del pueblo de Atlamajalcingo del Monte, y que hace constar la deuda histórica que tiene la nación mexicana con los pueblos originarios que han forjado la libertad, la justicia y la dignidad de este país.

Como respuesta, el Estado mexicano sólo ha violentado de manera permanente sus derechos humanos y los ha privado de garantías mínimas para su libre desarrollo y pleno acceso a una vida libre de discriminación y violencia institucional, por lo que desde las trincheras revolucionarias del pueblos mixteco Atlamajalcingo del Monte, en el 236 aniversario del nacimiento del general Vicente Ramón Guerrero Saldaña y en coincidencia con el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, se declara la deuda histórica que la nación mexicana tiene con los pueblos originarios de este país México. Se hace de esta fecha una clave de exhorto al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que concrete la esperanza de las comunidades y los pueblos originarios, y en congruencia con el espíritu del general Guerrero, “primero los pueblos, primero los pobres”, haga realidad la “cuarta transformación”, y que esta sea integral, incluyente, respetuosa de la diversidad cultural de nuestra valerosa nación mexicana.

Texto de Simitrio Guerrero Comonfort.