Concluyó la temporada de 60 funciones
- Dieron funciones en escuelas de Coyuca de Benítez y Acapulco
Acerca de la conclusión de la temporada de la puesta en escena "Agua de Coco", una dragaturgía de Gloria Ramírez y con las actuaciones de Alet Rojas Contreras, Alberto Vázquez Rafles y con la dirección de Leonardo Cuesta, este último escribió en su perfil de redes sociales el siguiente texto.
"El pasado 1ro de julio, cerca de las 4:00pm, concluyó la temporada de 60 funciones del Programa Nacional de Teatro Escolar 2018, en Guerrero. En esta ocasión la realizó Grupo Matrioska con puesta en escena de la obra “Agua de Coco”. La presentación tuvo lugar en la Escuela Primaria Federal Vespertina “Miguel Hidalgo y Costilla”, y como en las funciones anteriores, frente a un público formado por alumnos, docentes, personal administrativo de la escuela y familiares de los niños y niñas que asistieron por la invitación que se les hizo. Con cierto asombro he percibido la casualidad de que la cantidad de asistentes a esta última función de temporada ha sido exactamente la misma que hubo en nuestro estreno.
Antes de aquella arrancada oficial hubo dos ensayos con público que fueron muy importantes para nosotros. Al primero sólo asistieron mis dos sobrinas: Kumari Shanti y Kandace Aline. Aquel día, antes del pase, jugaron con los actores para luego ver la obra sin escenografía, sin vestuario, sin utilería; sólo con marcas en el piso, sillas que hacían de mamparas, mesa y banquito que formaban una escalera. Puse una cámara de vídeo oculta para registrar todas sus reacciones mientras veían la obra y al final platicamos con ellas. De esa grabación y de esa conversación emanaron decisiones que impactaron en el montaje y que potenciaron otros aspectos que tenían que ver con las relaciones entre los personajes. También por esa conversación, a propuesta de una de ellas, se incluyó un acompañamiento musical en una parte donde no estaba contemplado. El segundo ensayo con público fue con la sala llena, con niños, niñas, adolescentes y adultos del club de teatro musical Gleeland y del programa de Empoderamiento Infantil, que también fue grabado y en el que también hubo una extensa charla al final que nos aportó muchísimo. Luego comenzó la temporada. En esta, no llegamos a todos los lugares que proyectamos; pero hemos llegado a otros que ni siquiera habíamos imaginado. Sería demasiado extenso hacer un recuento detallado de cada obstáculo y de cada satisfacción encontrada. Por ahora, quedan con nosotros, para el análisis y la reflexión interna, para futuras decisiones.
De las mejores cosas que recuerdo de nuestro proceso de montaje está su intensidad. Por ello agradezco a todo el equipo, y porque todos aportaron algo: Liliana Donaji Soto Monroy, que tuvo que enfrentar la partida de su mamá en medio del proceso, y aun así nos acompañó; Ada Isaura Mendiola, Nadie Papper, que casi siempre aparece para ayudar a salvar cualquier situación; Gloria Ramírez, que me dio toda la confianza y las palabras que necesitaba; Hasam Diaz, que realizó con nosotros un trabajo muy fructífero y con toda generosidad puso a nuestra disposición su experiencia en los campos de la dirección y de la dramaturgia para jóvenes audiencias; Luis Vargas Santa Cruz, que supo leer mis intenciones y traducirlas con su imaginación, sus lápices, sus pinceles y su computadora; Alet Rojas Contreras, que aparte de la actuación tiene otros talentos que han sido de muchísima ayuda para la obra. Y hablando de Alet, aprovecho para mencionar al elenco, formado por ella, por Ilian Blanco y Alberto Vázquez Rafles, mi agradecimiento total a los tres por el trabajo enorme y bello que han realizado, por mantenerse vivos siendo Gaby, Mauri y Toño, a todo lo largo de un recorrido que contempló presentaciones en 38 escuelas visitadas y en cuatro espacios públicos (a los que asistieron alumnos de más de 10 escuelas); frente a un total de 11,872 espectadores, de los cuales 10,857 son niñas y niños.
Aparte del equipo, habría que darle las gracias a muchas personas, porque en realidad le agradezco a todos los que hayan hecho algo para que el encuentro de nuestra obra con los pequeños y jóvenes espectadores se haya producido. A todos y a todo lo que lo haya hecho posible, llegue mi agradecimiento. Como diría José, pero en plural: ustedes saben quiénes son. Ojalá se sientan parte de esta ardua travesura. Yo lo siento así.
La última función de la temporada tuvo una dinámica parecida en varios aspectos a la vivida en las anteriores presentaciones, y como las otras, también tuvo sus peculiaridades. Nosotros sabíamos que era la última de la temporada y quizá la última que haremos en las condiciones en las que se ha desarrollado el Programa. Tener esa conciencia seguramente tuvo su particular influencia en nuestras emociones, porque las condiciones a las que me refiero están muy lejos de ser las idóneas, y porque al mismo tiempo nos han hecho apreciar mejor lo mágico del encuentro con este público que tan poco conocíamos al comprobar cuánto nos compensa como artistas y como humanos la mirada atenta y divertida de una niña, los abrazos, las risas, los comentarios, los besos, los dibujos y las chucherías de regalo, los piropos, la curiosidad, las lágrimas, la crítica, las fotos pedidas, el deseo por entrar al escenario con sus voces y con sus cuerpos, la mezcla de inocencia y picardía con la que miles de niñas y niños nos abrieron las puertas de sus mundos y el eco que nos deja algún infante cuando al reconocernos en una calle cualquiera, se emociona y grita: ¡Agua de Cocoooo!"
Y con estas palabras de Leonardo Cuesta, se termina la temporada de "Agua de Coco"