El capítulo 34 de Rayuela nos muestra el inigualable talento de Julio Cortázar

Julio Cortázar

"Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo"

Julio Cortázar

Decía el propio Julio Cortázar que la edad ideal para leer "Rayuela" es a los 21 años, y sí, hay un dejo de verdad en la frase, aunque realmente la edad no importa cuando se quiere perder entre universos de personajes en los que, irónicamente, se puede encontrar uno mismo.

Publicada en 1963, Rayuela es la obra literaria más popular del argentino Julio Cortázar, y una de las piezas fundamentales del boom latinoamericano, considerada entre las mejores 100 novelas en español del siglo XX. Y es que es su argumento difuso es una de las característica más representativas de la historia pues en sus líneas se lee de cierta forma a la vida pero sin que necesariamente tenga ésta una introducción, un nudo y un desenlace.

Pero si ya leíste la novela, hoy sabrás que, sin duda alguna, el capítulo que trata de una genialidad literaria es ése en el que queda de manifiesto que su naturaleza es el reto a la concentración, esta es la forma de expresarse a hablar simplemente del capítulo 34 del libro de Rayuela, obra del escritor argentino-francés quien destacó por contar una historia en la que transgredió lo literariamente conocido, al menos durante aquél entonces.

Rayuela (1963) es una polémica novela que se adentró en un ambiente contestatario, revolucionario, en fin una antinovela, pero ¿qué importancia tiene esta magna obra latinamericana?

Para muchos la respuesta está en que esta novela “no necesita entenderse” sino sólo sentirla, verse tocado, excitado o motivado.

Rayuela

«En septiembre del 80, pocos meses después del fallecimiento de mi padre, resolví apartarme de los negocios, cediéndolos a otra casa extractora de Jerez tan acreditada como la mía...»

Este es el inicio del capítulo en mención en el cual, diversos literatos apuntan que es el orden correcto de comenzarlo. En este capítulo existen dos historias, dos hechos en los que Cortázar plantea contarnos dos tramas distintas pero en el mismo instante y en otros lugares. Ahí, Horacio, el protagonista masculino de la obra, coge un libro de un autor por el que no siente tanta devoción, Benito Pérez Galdós, proponiéndose a leerlo pero comienza a pensar, he ahí donde surge una variedad de palabras acerca de lo que ocurre en distintos sitios pero muy dentro de la memoria de Horacio.

La mente de Oliveira piensa mientras lee superficialmente el primer párrafo de “Lo prohibido” y va descalificando a Lucía (la Maga) y a Galdós por igual.

Así es lo impresionante y vanguardista de este libro, en el que exclusivamente, en este capítulo, hace frente a dos historias. La manera de leerlo es sencilla: líneas pares e impares.

En este y otros momentos de lectura de Rayuela, Cortázar coloca a Galdós con autores de tercera fila como Vicki Baum y con una supuesta literatura “decimonónica” tediosa y vulgar. Precisamente en el 34 (capítulo) se intercalan líneas de “Lo prohibido”, de Galdós, poniéndola como “una novela mal escrita” bajo los argumentos reflexivos de Horacio Oliveira.

Rayuela es una lectura casi obligatoria y su alcance se ha dejado ver alrededor del mundo. El título ha despertado el interés no sólo de los amantes de las letras, sino de críticos y pensadores quieres creen que Rayuela es un juego literario que se lee de tres maneras... o eso es lo que se cree hasta hoy.