El rol de la mujer en cine mexicano
Para empezar, considero preciso resaltar el término “industria cinematográfica” ya que a diferencia de muchas otras formas de arte, en el cine son vitales las funciones de producción, distribución y exhibición, que determinan el sentido empresarial e industrial de la creación de la obra.
El cine es una industria trascendental, no solo porque mueve grandes cantidades de dinero, más que nada desde el sentido social puede mover y trasformar masas. Está tan íntimamente ligado con el arte, que penetra en nuestro pensamiento y nuestras emociones.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer surge para honrar a las miles de féminas que han luchado por alcanzar la igualdad en un mundo fundamentalmente machista. Y en el cine como en otras industrias, el organigrama está cimentada en personal masculino, que son quienes invierten, toman decisiones, premian y son premiados. “El 42% de cineastas en México son mujeres, pero de los apoyos entregados por FOPROCINE, FIDECINE y EFICINE, entre 1998 y 2016, los proyectos de mujeres directoras recibieron solamente el 18.6% del apoyo económico mientras que el entregado a hombres directores fue del 81.3%”.
Después del esplendor de la década de los años cuarenta del Cine de Oro Mexicano, el Cine de Ficheras que nació en la década de los 70 se basaba de la comedia erótica italiana y del viejo cine de rumberas, pero cayendo en una repetición en el tratamiento de temas y de estructuras narrativas que además eran producidas en baja calidad. A lo largo de toda esta trayectoria, es fácil que vengan a nuestra mente varios rostros y nombres femeninos. Porque los melodramas giraban generalmente alrededor de alguna mujer. Entre los roles de los personajes más comunes encontramos a la madre abnegada, a la cabaretera, la bella de noche, la mujer mortificada que decidía ser monja o a la abuelita mandona.
A partir de la pantalla grande, la mujer ha sido creada y diseñada para ser amada o despreciada, según su actuar en la sociedad. El cine como toda industria produce, y desde sus inicios, la construcción cultural de lo femenino ha salido desde la mente y las decisiones de los hombres. Desde luego quien produce, los directores y guionistas, pero también los programadores y hasta los diseñadores de moda se han encargado de crear de la mujer a partir del cine un artículo de consumo.
En toda la historia del cine mexicano la ausencia de discursos femeninos había sido normal. Normal en el sentido, de que era una norma basada en la estructura política y social hegemónica del país que los portavoces de nosotras fueron ellos. Desde ese escenario, una voz femenina, se convertía en el solo hecho de poder expresarse en un discurso feminista, que proclamaba sus derechos; no solo el derecho de poder expresarse, si no de cuestionarnos sobre la cultura misma ¿Qué nos dicen las cintas mexicanas sobre la mujer?
A finales de los 80´s la joven socióloga, María Novaro escribió y dirigió Danzón (1991) película mexicana que gozó el júbilo de lo que había sido la Época de oro del cine mexicano, recibiendo buena crítica presente en 40 países siendo la primera película mexicana presente en el Festival de Cannes, después de más de 15 años.
Novaro se dio a conocer por parir una historia transgresora, mostrando nuevas identidades desde una subjetividad femenina, representando un espacio cultural de libertad a partir de este baile. La protagonista encarna a una mujer madura, libre y sexualizada, una madre que rompe los estereotipos y arquetipos femeninos clásicos del cine mexicano.
Entre los hallazgos más importantes que derivaron de esta producción sobresalen dos asuntos: las diferencias de género en relación con la forma en que se habla o se estructura el discurso sobre la película; y las relaciones que cada grupo estableció entre sus miembros, durante y después de la proyección.
Para la opinión pública fue notable que los sujetos masculinos, interpretaran esta película como un acto que los violentó porque cuestionó la normatividad del discurso masculino como único. En cambio, para los sujetos femeninos la experiencia fue más profunda y sirvió para hablar de cosas más sustanciales en su definición existencial. La relación con el personaje protagónico femenino, centro de todos sus discursos, las obligó a descubrirse y a definirse, a verse a través de esta representación.
Maria Novaro es una de las directoras pioneras en nuestro país en tumbar las barreras que la industria había puesto a las mujeres, reconocida internacionalmente como directora, guionista, editora productora de cine mexicano y feminista de cepa, actualmente dirige actualmente el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). A pesar de que hoy el escenario se muestra más abierto a la mirada y dirección de las voces femeninas, la participación de las mujeres delante y detrás de las cámaras sigue siendo muy por debajo con relación a la de los hombres, esperemos que el liderazgo de la célebre cineasta funcione en coordinación con la administración de la ya prodigada 4 transformación.