El origen de las peleas de gallo en América
- A la Nueva España no se sabe con certeza cuándo y por dónde llegaron, aunque hay autores que afirman que fue por Acapulco, en el galeón de Manila.
Las peleas de gallos se realizaron en Asia muchos milenios antes de nuestra era y su gusto se extendió a Europa desde época remota. A la Nueva España no se sabe con certeza cuándo y por dónde llegaron, aunque hay autores que afirman que fue por Acapulco, en el galeón de Manila.
Aquí se convirtieron en una distracción muy popular, en ocasiones toleradas y en otras prohibidas debido a las protestas, sobre todo, del clero que alegaba eran juegos sangrientos propiciadores del consumo de bebidas embriagantes, alborotos y riñas. Uno de los mandatos que las prohibió, expedido el 30 de diciembre de 1717, fue publicado en Taxco y se conserva en la caja 1 de la sección colonial de su Archivo Municipal.
Pocos años después, en 1726, sin importar los inconvenientes que habían sustentado las prohibiciones oficiales, las peleas de gallo se convirtieron en monopolio de la Corona, que concedió “asientos” o autorizaciones a determinadas personas para realizarlas, imponiéndoles tasas y regulaciones.
La expedición de Alejandro Malaspina, que estuvo en Acapulco en 1791, dejó testimonio del gusto por las peleas de gallos en ese puerto, al asentar que era tanta la afición, que el gallo era como un mueble que nunca faltaba en casa alguna, en donde siempre se le hallaba atado a una estaca.
Por María Teresa Pavía Miller y Mercedes García Zapoteco, Proyecto en Antropología e Historia del Norte de Guerrero.
Imágenes: Mandato, en Archivo Municipal de Taxco, sección colonial, caja 1, exp. 22, y Detalle de Pelea de gallos, dibujo de Thomás de Suria, tomado de Virginia González Claverán, Malaspina en Acapulco, España, Gobierno del Estado de Guerrero, 1989, p. 98.