El juntarnos unos con otros nos ha salvado del frío, del hambre, de la bestia y de la soledad. El rasgo que mejor define al génesis de la humanidad, es aquello que verdaderamente nos hace converger y transformar, es la gran capacidad para la cultura.
La cultura más allá de nuestra biología es lo que permitió al tiempo la evolución del humano; el consecuente desarrollo cultural influye en la génesis de nuestras percepciones, en nuestro modo de decidir y proceder. Alvin Toffler en su libro: "La tercera ola", publicado en 1979, escribe la historia de la humanidad y configura a partir de un profundo análisis, la descripción de un mundo en el futuro. Refiriéndose a la agricultura como primera ola, Toffler plantea que esta fue el detonante para el asentamiento de individuos lo cual dio resultado en las primeras sociedades.
Ya en el siglo XIX, con la llegada de "La segunda ola", a partir de la relación de la sociedad y la naturaleza desarrollista con el estallido de la Revolución Industrial; proceso de transformación económica, social y tecnológica que aunque con grandes detractores, se hizo un movimiento masivo que transformó en definitiva la forma de relacionarnos entre nosotros y con nuestro entorno natural.
De la inmensidad diversidad cultural de las primeras sociedades humanas dispersas por el mundo, podemos resaltar que todos coinciden en una cosmología evocada a la naturaleza. En nuestro país como en toda América Latina todavía podemos encontrar vestigios de una cultura de respeto y entropía con lo que nos da vida.
Por la evidente crisis ambiental que vivimos, y como lo augurio Toffler por las toneladas de información recibimos y compartimos sobre el estado de nuestro planeta. Es indispensable ponernos en acción y rescatar los saberes y las prácticas que generan una mejor vida, pero desde lo comunitario, desde donde se integra a los elementos de la naturaleza como propios del entorno, con emociones y valor como si fueran nuestros hermanos o nuestros abuelos.
La evidente crisis ambiental ha llevado a repensar y reacomodar el discurso del desarrollo depredador de recursos que de manera genérica está implantado en nuestra cultura consumista y pragmática. Vivir Bien es respetar las semejanzas y diferencias entre los seres que viven en el mismo planeta. La cosmovisión andina dice que se le debe dar prioridad a los derechos cósmicos antes que a los Derechos Humanos, aseguran que para tener un futuro optimista debe ser más importante hablar sobre los derechos de la madre tierra antes de hablar sobre los de la gente, pues nuestra madre naturaleza siempre verá por nosotros.
En 1979, Alvin Toffler manifestó que la comunicación en la era post industrial y del predominio tecnológico protagonizaría lo que él nombró "La tercer ola". Es hora de hacer algo, y aunque siempre ha sido necesario, ya es urgente y no se puede esperar más. La cultura forma parte de nuestro ser y configura nuestra identidad; la cultura se construye y se deconstruye con la información y la forma de comunicarnos.
Esta reventando la cresta de esta Tercer Ola, ¿será? ¿Esta vez sí la podremos surfear?