Las 3M de la agricultura para regenerar la vida del suelo
«El caos es la ley de la naturaleza; el orden el sueño del hombre»
Henry Adams
Cuando se formó la tierra, casi todo lo que había era una masa de rocas. La formación del suelo ha llevado millones de años. Esta capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento, puede perderse en poco tiempo por diferentes factores: actividades agropecuarias intensivas, cambio de uso de suelos, contaminación por agrotóxicos, deforestación y quemas agrícolas, son solo algunas causas de la degradación que provoca la erosión y pérdida de fertilidad del suelo. Estas prácticas pueden destruir -en un instante- ese espesor de 2 a 4 cm formado durante 500 años de manera natural.
Actualmente, la degradación del suelo afecta a 1900 millones de hectáreas en todo el mundo, lo que representa aproximadamente el 65% de los recursos edáficos del planeta[1]. A nivel nacional, tenemos un deterioro del 42% a causa de la erosión hídrica y arrastre de suelos fértiles, causando una inestabilidad microbiológica. Con la pérdida de los nutrientes y de las sustancias químicas, físicas y biológicas asociadas a las masas de agua, constituye una grave amenaza para la producción agrícola sostenible, la protección del medio ambiente y la seguridad alimentaria en muchas regiones del mundo.
Se estima que el 95% de nuestros alimentos se producen directa o indirectamente en los suelos[2]. Pero, la vigente tasa de pérdida de cobertura vegetal del suelo muestra que tan solo podrían restar unos 60 años antes de que no quede nada sobre donde producir alimentos[3]. Esta capa está desapareciendo porque se ha perdido demasiada materia orgánica que sostiene a la fábrica de la vida.
¿Qué son las 3M en la agricultura?
Hoy diferentes sectores de la población se cuestionan: ¿Es posible cultivar alimentos sin insumos sintéticos? La salud del suelo es básica, para poder hacerlo, se deben potencializar las 3M, Materia orgánica, Microorganismos y Minerales, que componen el eje fundamental para la salud de los suelos y que siempre deben estar presentes para lograr un equilibrio integral en los diferentes ecosistemas y sistemas productivos. Las 3M es un sistema eficiente natural, que hay que tratar de imitarlo en conjunto con su multifuncionalidad de su constante interacción, situación que ha sostenido la diversidad vegetal del planeta por mucho tiempo.
Un suelo agrícola tendrá entre 15-35% de agua,1-5% de materia orgánica (un suelo muy fértil), un 45% aproximadamente de minerales y el resto será aire[4]. La Materia Orgánica es el material que se forma con todo lo que alguna vez tuvo vida. Por ejemplo, en una hectárea de bosque hay más de 40 toneladas de microbios diminutos que se alimentan de hojas que caen de los árboles, descomponen restos de residuos de animales y vegetales parciales o completamente descompuestos. La materia orgánica está compuesta por material orgánico vivo o muerto; la parte viva son las raíces de las plantas, lombrices, algas, microbios, etcétera. En el suelo se multiplican miles de formas de vida, la mayoría invisible para nuestros ojos. La parte muerta son los restos en descomposición, como pueden ser la hojarasca, madera, estiércol y demás.
Por su parte, los Microorganismos, tales como las bacterias, hongos, invertebrados e insectos, ayudan a descomponer los residuos de los cultivos mediante su ingestión y mezcla con el mineral madre del suelo; en el proceso reciclan energía y nutrientes de las plantas que forman la broza que también es conocida como humus, que es el resultado de la descomposición de sustancias orgánicas presentes en la capa superficial de un suelo, ayuda a retener agua y nutrientes que previenen la erosión. Este proceso dinámico es lo que le da vida y fertilidad a un suelo agrícola. Las plantas absorben por las raíces y hojas determinados Minerales que los microorganismos los ponen disponibles para las plantas, acción imprescindible para su desarrollo. La materia mineral constituye la masa principal de los sólidos del suelo, y esta se compone por casi todos los elementos químicos que existen en la naturaleza y estos elementos son los llamados nutrientes del suelo. Existen los macronutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, azufre y magnesio), disponibles en cantidad y que alimentan las plantas; y hay micronutrientes (zinc, boro, molibdeno, manganeso, sodio, cloro, cobalto, silicio, hierro y cobre) en menor cantidad, pero también son indispensables. Los nutrientes deben estar siempre presentes en las cantidades y proporciones adecuadas. Estos minerales proceden de las rocas que dieron origen al suelo y de la materia orgánica descompuesta por los microorganismos, con ayuda del agua y el aire, pero se reducen con la siembra de monocultivos intensivos, paquetes tecnológicos industrializados y el uso de prácticas insostenibles, que conlleva a su infertilidad, adelgazando sus capas, hasta agotarse por completo.
¿Cómo incorporar las 3M al suelo?
Existen varias formas para incorporar las 3M en el suelo, la principal es siguiendo los principios de la naturaleza: “trabajar en armonía con el sistema viviente, transformación natural de la materia, reciclaje, flujo y circulación de energías”. También podemos hacer la incorporación de varias prácticas para recuperar o fortalecer sus perfiles, esto dependerá del conocimiento anticipado sobre los suelos. Con base en ello, se pueden aplicar de manera directa estiércol de animales, incorporar coberturas o acolchados naturales (hojarasca, paja o rastrojo), abonos verdes (leguminosas en plena floración), manejo de arvenses (hospederos de insectos benéficos), y la elaboración de abonos orgánicos (sólidos) o biofertilizantes (líquidos) con residuos de cosecha y desperdicios de cocina. Así como también, enriquecer los suelos con diversos microorganismos y minerales que contienen los biofermentos como: bocashi, compostas, lombricomposta o vermicomposta, bioles (fermentos), microorganismos de montaña o bosque (micelios, rizobios, micorrizas, levaduras, etc.), uso de plantas alelopáticas, extractos vegetales; y un concurrido repertorio para recuperar la biodiversidad macro y microbiológica del suelo.
Las 3M son esenciales para que se pueda desarrollar un buen trabajo en los suelos, ya que deben estar interrelacionados estos tres elementos, estableciendo un diálogo permanente para formar un humus más evolucionado. La actividad microbiológica logra la transformación constante de la materia orgánica, y es conquistada por los microorganismos que la transforman en minerales. Es decir, lo que hacen es una recirculación de la vida microbiana y se fundamenta en la simbiosis de las 3M, los minerales se van animando en todo un proceso evolutivo. Recordemos la premisa: “la vida surge a partir de los minerales, recirculan y se transforman”. Entonces, a medida que aumentamos suelos sueltos, blandos y profundos, se transforma en humus, se genera una esponja o caldo de cultivo que reactiva la microflora y la microfauna en la superficie de la tierra. Este ejército de obreros compuesto por millones de microorganismos participa en un cúmulo de procesos entre los que se pueden citar: degradación de residuos orgánicos, solubilización de nutrientes, simbiosis con vegetales para mejorar la absorción de nutrientes, control de parásitos, nematodos y patógenos, degradación de sustancias contaminantes (desintoxicación), estabilización del humus, inclusive otras diversas bondades. De este modo, los microorganismos transforman la hojarasca de los cerros, pero para hacer sus labores necesitan energía y la obtienen de la materia orgánica o material de desechos vegetales y animales muertos en estado de degradación como lo hace la naturaleza en las selvas y bosques que hoy conocemos.
¿Cómo hacer digeribles los minerales para las plantas?
Para mantener las 3M en los suelos, es importante evitar algunas prácticas agrícolas como son: labranza, uso indiscriminado de agrotóxicos y la rosa-tumba y quema, que se han vuelto una cotidianidad en los campos de cultivos actuales. El objetivo principal es minimizar las perturbaciones del suelo y alimentarlo de manera continua para favorecer que los hongos y bacterias mantengan los ciclos naturales, mientras mejoran las características físicas como la estructura, aireación y drenaje. Existen diferentes formas de avivar los suelos, y una forma es reducir algunos minerales en polvo o harinas para que los microorganismos hagan su trabajo degradándolos con mayor facilidad.
Algunas fuentes alternativas de nitrógeno son la harina de sangre (cocida al vapor), harina de pescado, harina de alfalfa y soya. Una fuente de fósforo es la harina de hueso, roca fosfórica y la ceniza de madera, esta última también es una excelente fuente de potasio y silicio, ayudan a repeler plagas de suelo, además neutraliza su acidez, y tiene la característica de estimular la actividad de las bacterias que fijan el nitrógeno. Asimismo, las cáscaras de huevo trituradas o molidas tienen un alto contenido en calcio. En este sentido, las harinas o polvos son aplicadas desde 1 hasta 7 kg por cada 10m2 sobre el suelo, dependiendo de las propiedades y necesidades del suelo. Otros minerales muy utilizados en las diferentes agriculturas son las harinas de rocas y algas marinas, que son excelentes suministradoras de minerales que incluyen: sodio, calcio, potasio, cloro, sílice, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, cobre y zinc. De igual manera, esta mineralización debe apoyarse de diversas prácticas amigables con el medio ambiente, que reduzcan el deterioro y ayuden a la degradación natural de la materia orgánica. Las curvas a nivel, obras de conservación, rotación y asociación de cultivos, siembra en flanjas, reposición de materia orgánica mediante fermentos y abonos orgánicos, la vinculación entre ganadería y agricultura; son algunas de las prácticas que acompañan el proceso regenetativo.
¿Hay horizontes posibles?
Bajo nuestros pies existe un vastísimo y muy poco conocido universo subterráneo vivo. Es necesario conocerlo y mejorarlo, saber qué relaciones básicas existen y cómo influyen en lo ambiental y en la producción de alimentos. Entender la interrelación de las 3M para que se pueda dar este proceso primordial, pues los “suelos sanos, producen alimentos sanos”. Por lo tanto, continuemos reflexionando, observando y dialogando sobre cuáles son los efectos y aportes de la Materia orgánica, Microorganismos y Minerales en los suelos, visto como un sistema dinámico y complejo, donde la función principal de las 3M es propiciar un equilibrio holístico entre plantas, suelos, animales y humanos. Sin embargo, para producir alimentos saludables en un planeta que superará los 8,000 millones de habitantes en 2030, y sumamos el agravante de disputas de los recursos comunes (agua, tierra, semillas, etc.), además de los trastornos bruscos del cambio climático, la alimentación presente y futura dependerá de hacer nuevas formas de producción que regeneren el suelo, siembren no sólo conciencia, sino acciones concretas por la vida.
Marcos Cortez Bacilio
[1]Véase: https://www.iaea.org/es/temas/control-de-la-erosion-del-suelo
[2] Véase: http://www.fao.org/soils-2015/news/news-detail/es/c/277721
[3] Véase: https://apps1.semarnat.gob.mx:8443/dgeia/informe15/tema/cap3.html#tema2