Polvo de Gallina Negra

Polvo de Gallina Negra

 

En distintas partes de México, el polvo de gallina negra es un elemento muy recurrente cuando se pretende realizar rituales de santería, dependiendo de la intensión con que se utilice puede acarrear resultados distintos, desde protección contra todos los males, hasta un fatídico mal de ojo. Sin embargo, estas letras aquí reunidas no pretenden adentrar a nadie por el camino de lo esotérico, sino de un sendero menos recorrido, más fascinante y muchísimo más impensado y peligroso para algunos, el arte feminista.

Polvo de Gallina Negra es el nombre del primer colectivo de arte feminista que existió en México, fundado en 1983 por Mónica Mayer (trabaja el performance, la gráfica digital, el dibujo, la fotografía y la teoría del arte) y Maris Bustamante (artista visual, profesora, escritora e investigadora); en un comienzo Herminia Dosal también era parte del colectivo, pero debido a que su trabajo estaba volcado a la fotografía más que al performance y las acciones en espacios públicos, abandonó el colectivo al poco tiempo de haber iniciado. El grupo perduró oficialmente durante 10 años, en la actualidad sigue vivo el lazo de amistad entre las integrantes y un profundo interés en el arte desde la perspectiva feminista. La necesidad de crear el colectivo surgió desde los 70’s, pues a pesar de que comenzaban a abrirse los espacios para las mujeres en el arte, su participación siempre era minoritaria, además, cuando tomaban parte, sus obras eran ninguneadas debido a que, al ser hechas por mujeres eran consideradas de menor calidad.

En ese entonces, el arte feminista no era reconocido como tal. Las corrientes feministas eran un movimiento y el arte otro, no había un punto de conexión entre ambas corrientes, no se reconocían y menos se complementaban; probablemente debido a que, ser mujer artista era muy complicado, pero ser mujer artista feminista, era echarse la soga al cuello. Durante esa época, aunque no había un grupo definido como feminista, sí se realizaban distintas exposiciones de mujeres, quién quisiera participar era recibida aún su obra no tuviera una postura política. A pesar de no reconocerse como feministas, el contenido de las obras casi siempre tenía una fuerte crítica sobre los roles de género impuestos.

Los objetivos de Polvo de Gallina Negra eran los siguientes

  1. Analizar la imagen de la mujer en el arte y los medios de comunicación
  2. Estudiar y promover la participación de la mujer en el arte
  3. Crear imágenes a partir de la experiencia de ser mujer en un sistema patriarcal, basadas en una perspectiva feminista y con miras a ir transformando el mundo visual para así alterar la realidad.

Su nombre, como ya fue mencionado, viene ligado a la santería, fue elegido para protegerlas del mal de ojo y de los malos ratos que representaba ser mujer, artista y feminista. Su primer evento fue el 7 de octubre de 1983, durante la Marcha en Contra de la Violación en el Hemiciclo a Juárez, ahí presentaron el performance El respeto al derecho al cuerpo ajeno es la paz, dónde prepararon una mezcla para causar mal de ojo a los violadores; dejo la receta aquí, porque 30 años después de su conjuración, sigue siendo necesaria:

Ingredientes:

2 docenas de ojos y corazones de mujer que se acepte como tal.

20 kg. de rayos y centellas de mujer que se enoja cuando le agreden.

1 tonelada de músculos de acero de mujer que exige respeto a su cuerpo.

3 lenguas de mujer que no se somete aún cuando fue violada.

1 sobre de grenetina de mujer, sabor espinaca, que comprende y apoya a una mujer que fue violada.

30 grs. de polvo de voces que desmitifiquen la violación.

7 gotas de hombres que apoyen la lucha contra la violación.

1 pizca de legisladores interesados en los cambios sociales que demandamos las mujeres.

Unas cuantas cucharadas de familias y escuelas que no promueven los roles tradicionales.

3 docenas de mensajes de comunicadores responsables que dejen de producir imágenes que promueven la violación.

3 pelos de superfeminista.

2 colmillos de militante de partido de oposición.

½ oreja de espontáneo y curioso.

Siguiendo cuidadosamente las instrucciones sobre el modo de preparación lograremos tener como resultado final nuestra explosiva mezcla con la cual Ud. podrá sorprender a los violadores que habitan su misma casa o la de la vecina, los tímidos y los agresivos, los pasivos y los activos, y los que la acechan en el trabajo o en el camión y finalmente a los que se esconden en la noche que hoy venimos a tomar.

Después de preparar la mezcla, repartieron entre los presentes pequeñas bolsas con polvo para protegerse. En 1984 realizaron otros performances, como Las mujeres artistas o Se solicita esposa y La fiesta de quince años. También realizaron una gira de 30 conferencias en distintas escuelas del Estado de México, la conferencia era a modo de performance y en ella, partiendo del trabajo de otras artistas mexicanas abordaban temas feministas.

¡Madres! es el nombre de su proyecto más conocido, comenzó en 1987 y por medio de este abordaron la experiencia de la maternidad -por la que ambas pasaban- desde un enfoque político sobre la falta de conocimiento y sensibilidad de los hombres hacía el embarazo y la maternidad. Su momento cúspide fue la presentación del performance en el programa televisivo Nuestro mundo, conducido por Guillermo Ochoa, a quién le colocaron un mandil con panza de embarazada y nombraron Madre por un día ¡En televisión! ¡El día de las madres! ¡Le pusieron una panza de embarazada a un hombre frente a un público que chiflaba y se burlaba! Pioneras, valientes e innovadoras.  

De ¡Madres!, nacieron subproyectos como arte postal, dónde realizaban envíos a la comunidad artística y a la prensa abordando temas referentes a la maternidad; y el Concurso carta a mi madre, que invitaba a escribir una carta dónde el emisor expresara todo lo que no se había atrevido a decir de frente a su madre.

Después, bajaron un poco un ritmo, participando de vez en vez en algunas conferencias, o con algún performance, hasta que en 1993 dieron por terminado el ciclo de Polvo de Gallina Negra.

Su trabajo ha inspirado y ha propulsado la unión del arte con el feminismo; aún antes de ser parte del colectivo, Mónica Mayer, ya había asentado un precedente importante en el uso del arte y del espacio público para hacer llamados de conciencia sobre la violencia ejercida hacia las mujeres con la creación de su famosa y mil veces replicada pieza El tendedero (1978), en su versión original consistía en completar la frase ”Como mujer lo que más me disgusta de la ciudad es…”, 800 mujeres participaron, y los papeles rosas con las respuestas escritas fueron colgadas en un tendedero en el Museo de  Arte Moderno de la CDMX. Actualmente, la pieza a mutado y ha sido una manera eficaz de manifestarse, ya sea para denunciar acosos en una prepa o para mostrar el rostro de 43 muchachos desaparecidos.

Además del mérito por denominar arte feminista a su producción, en un país tan machista, en una época tan machista, en un ámbito tan machista; a mi parecer, el más grande arrebato de valentía de Polvo de Gallina Negra fue hacer uso de los espacios públicos. El hecho mismo de ser mujer y salir a la calle, tensa. Pero ser mujer, salir a la calle, presentar una pieza de arte (que será malmirada por el mero hecho de no estar colgada en una pared), y que la pieza sea feminista, requiere muchísimo compromiso. Este colectivo no se limitó a desarrollar sus piezas en una galería bajo el resguardo de las paredes y siendo vistas por quién elegia verlas, sino que llevaron su performance a la gente, los embarazaban en la calle con mandiles coloridos, se serruchaban las panzas de unicel, leían poesía. Mujeres expresándose en la calle sin miedo. Bien dice Mónica Mayer, en una entrevista realizada por Tv UNAM, que puedes encontrar más abajo, “El arte feminista puede ser lo que necesite ser”.

Fotos: Pintomiraya.com / Facebook del colectivo.

 

 

marianela@adncultura.org