EL TRASPUNTE
75 puñaladas y la ruptura de la narrativa criminal
ROCHA: …Mi gordo, ¿sabes que es finalmente lo más baboso de todo?
SALINAS: ¿Qué?
ROCHA: Que efectivamente: ¿de qué carajos nos sirve, ahora que sabemos la verdad?
“Perder la cabeza”. Jaime Chabaud.
Con 16 funciones en la Sala Luis Zapata del Teatro Domingo Soler, el sábado 17 de julio concluyó la primera temporada de la puesta en escena de “75 puñaladas”, texto original del dramaturgo argentino Martín Giner, que fue interpretado por Ada Mendiola y Fernando Cervantes, y dirigida por la maestra Norma de Anda Hermoso.
Esta comedia policiaca, ambientada en el siglo pasado, en una rústica finca inglesa en medio de un bosque solitario cerca de Londres; gira su trama en torno a la muerte de Mr. Sateguertton, quien fue asesinado en su estudio con 75 puñaladas en la espalda. John Kenett Winslow III (Fernando Cervantes), “ilustre” detective de Scotland Yard, investiga el caso y sospecha que puede tratarse de un suicidio; mientras que la severa y mordaz ama de llaves de Mr. Stagertton (Ada Mendiola), lo introducirá en los detalles del crimen para colaborar en la solución final de la investigación.
Con ágil ritmo, vestuario preciso, de escueta escenografía y utilería; además de una magnífica interpretación histriónica por parte de Cervantes y Mendiola, la puesta en escena logra transformarse en una divertida aventura que experimenta la ruptura narrativa de la novela policiaca, en donde se plantea el misterio de un crimen a cuarto cerrado con sarcasmo y humor negro. A lo largo de la puesta, ambos personajes estereotipos se convierten en el elemento primordial de la trama, con diálogos inteligentes que debaten sobre subtemas como la decadencia institucional, la inseguridad, la corrupción y la justicia, restándole importancia a la acción dramática principal de la historia: descubrir quién mató a Mr. Stagertton.
No obstante, la situación se torna aún más escalofriante y estrafalaria; además de que la puerta y la ventana del estudio en donde mataron a Mr. Stagertton se abren sólo por dentro, no se encontró ni un rastro de sangre en la escena del crimen. La actitud soberbia y la insolente lógica del detective, sumado a la distancia e ironía impuestas por la ama de llaves, desatan un sin fin de ocurrencias, conjeturas y situaciones irrisoriamente insólitas, que no hacen sino exponer la negligencia e ineptitud del policía; así como la rígida postura y agudeza mental de la ama de llaves.
Más allá de la anécdota, la versión de esta puesta en escena, es sumamente atrayente por la profundidad y las múltiples dimensiones de la personalidad de sus personajes, y que son tratados con el mismo nivel de relevancia por la directora de escena. Por ello, aunque apenas se conocen aspectos de sus vidas privadas, logran que el espectador se enamore de ellos.
Finalmente, si usted, estimado lector, se interesó en descubrir quién, cómo y porqué asesinaron a Mr. Stagertton; lo invitamos a que esté atento a la segunda temporada de esta divertida farsa brillante. Se la recomendamos.
Imágenes: Galdino Peralta Gómez.