De tercos días
No hubo silencios
ante las advertencias de las aves del cielo
y el susurro de la primavera
del invierno que traería
su presencia a mi existencia.
Las cartas de la hechicera
se esfumaron
ante mi amor acelerado
que alegro mi insomnio
del mayo de Cupido.
Con el carmesí de las rosas
y los secretos de los duendes
que endulzaron mi vientre
mi conciencia se perdió
de tercos días
que ahora inundan mis ojos de dolor
y mis heladas manos sin los rayos del sol
ante la ausencia y la traición.
Yessika María Rengifo Castillo