El matrimonio sin hombre:
Elisa y Marcela
Galicia, España, año de 1885 y dos adolescentes se conocen en un centro educativo para mujeres, nada extraordinario hasta entonces si no fuera por el hecho que eso sólo es el preludio de la historia que protagonizarían en 1901 cuando una de ellas decida travestirse y con una serie de engaños contraer matrimonio por leyes eclesiásticas, convirtiéndose así en el primer matrimonio homosexual de la historia. La directora Isabel Coixet coescribe el guión de la película junto a Narciso de Gabriel quien realizó una vasta investigación de la apasionante vida de Elisa y Marcela. Aunque de poco haya servido pues el resultado se queda a medias.
Marcela es hija única, aunque no tenga una conexión con ninguno de sus padres, huérfana emocional inicia su educación en un una escuela cercana a casa donde conocerá a Elisa, una chica un poco mayor que ella que vive bajo el cuidado de las monjas que manejan la escuela.
Un encuentro tan furtivo como divino, así como el lugar donde ocurre. Ambas chicas comienzan a descubrir emociones y sensaciones extrañas pero placenteras en el tiempo que pasan juntas, inician así un romance inocente, ingenuo pero con el poder de cambiar la historia.
En una de las escenas mejor logradas del filme las chicas se bañan juntas en un río, se desnudan las emociones, se lavan las culpas, hablan de lo que sueñan y el miedo que tienen pero que juntas pueden vencer. Pero los padres de Marcela deciden en un arranque de ira mandarle a estudiar a Madrid, razón que la aleja de Elisa manteniendo contacto con ella sólo a través de cartas que se escriben con cierta regularidad. Es aquí donde la película comienza a tomar un camino diferente y a un ritmo distinto, con una edición mucho más acelerada.
De cualquier manera, Elisa y Marcela volverán a estar juntas pero cuando su romance comienza a escandalizar la comunidad donde viven traman un plan: casarse y así vivir “como los demás.” Pero el plan no funciona a la perfección y al ser descubiertas huyen a Portugal donde son arrestadas por el gobierno y el resto es historia.
Se podría separar esta película por segmentos el descubrimiento, el casamiento y el escape; y tal vez sólo sea el primero el que hace justicia a la vida de estas mujeres, en este encontramos las mejores situaciones y emociones construidas por el guion, con un ritmo pausado y mucho más contemplativo, que contrasta con los siguientes segmentos donde el guion se torna mucho más melodramático y ridiculiza personajes secundarios llevándolos incluso a la caricatura, las situaciones llevan a resoluciones inverosímiles para la época dejando a un lado la investigación histórica en favor del dramatismo.
Curioso y difícil de no mencionar los encuentros carnales entre las dos protagonistas, en especial uno donde está presente un pulpo, elemento que en palabras de su directora, incluye por el hecho de representar la zona geográfica donde se desarrollan los hechos y por tener influencias de la cultura japonesa, tal vez todo esto sea cierto, pero en la pantalla y la forma de utilizarlo pareciera más un sustituto fálico que lejos de aportar algo innovador pareciera decirnos que el miembro masculino debiera estar presente de forma autoritaria donde es bien sabido puede estar ausente. Así de incomprendida se siente la historia de dos mujeres que hicieron historia y que fueron el primer matrimonio sin hombre.
