El mito de la culebra voladora
La mayoría de los nombres o topónimos de los pueblos en México y en Guerrero remiten a la lengua náhuatl, lo cual obedece a que antes de la llegada de los españoles el náhuatl o mexicano se usó como lengua franca por parte de los mexicas en la expansión de la Triple Alianza, aunque hubo migraciones antes y después.
Hoy daremos un ejemplo, en donde el nombre del pueblo de Coatepec de los Costales (Teloloapan), remite a la tradición oral o mito de origen, con la versión de la culebra voladora en voz del informante José María Dimas Román:
“Platicaban los abuelitos que hace muchos años, en el cerro Yactépetl vivía una culebra grande y gorda que tenía alas, porque ya era vieja. Cuando ella tenía hambre volaba a los pueblos cercanos para comerse a la gente, a los señores, a las señoras y a los niños. Salía a los pueblos como Cocula, Iguala, Apipilulco, Sasamulco y otros pueblos viejos, pero a los pueblos de cerca como Coatepec y Tonalapa no los asustaba, se veía que conocía a la gente, Salía de día, no de noche, y dicen que cuando pasaba hasta iba haciendo sombra. Por la culebra los pueblos agarraron su nombre, como Iguala, pues la gente decía yu guale, yu guale, que quiero decir, ya llegó la culebra.
Todos los días salía a buscar comida, hasta que un día los señores de los pueblos donde hacía daño se enojaron y la buscaron para matarla, pero cuando ella veía a los hombres con armas de chispa volaba del Yactépetl al cerro de La Corona, cerca de Iguala; venían a espiarla en Tamaltel (piedra de los tamales), pero le tiraron hasta Cocula, por eso Cocula quiere decir Ukukuke “ya va herida o adolorida”; en Tenancingo la vieron y la oyeron, ahí quiere decir tenenemi, “se anda quejando”; después la vieron en Sasamulco, pues ahí quiere decir susumukatika, “ya se está muriendo”, allá se fue a morir.
Por la culebra le quedó el nombre a Coatepec, por eso quiere decir ”cerro de la culebra”, porque aquí estaba la zipitel, la piedra donde ella dormía todos los días hasta que la mataron”.
En una versión reciente de un informante de Tlacuitlapa, de nombre Antonio Desiderio, relata el origen de la culebra misma, algo novedoso que no habían recopilado en las versiones anteriores de Dimas Román y Eucario Canbrera.
“Me contaba mi abuelita que la gente de antes de aquí de Coatepec se iban lejos a vender sus mercancías, su maicito, sus morrales, lo que la gente producía, se iban hasta Tonatico, hasta Tenantzingo, hasta Chalma y también venía gente e otros pueblos a vender aquí cuando era la fiesta del pueblo. Por eso un señor de Coatepec fue a Tonatico a vender en las fiestas de por allá, pero antes casi no había dinero y un comprador le dijo que no tenía con que pagarle, que le iba a dar una culebrita por su morralito. No quería, pero al fin aceptó y se trajo la culebrita; era chiquita, pero él la fue criando, le daba de comer y fue creciendo hasta que se hizo vieja y le salieron alas, volaba de Coatepec a los cerros vecinos. Por eso la culebra cuidaba a los de Coatepec, porque ellos la habían criado y se enojaba cuando venía gente de otros lugares a tratar de hacerles daño”.
Los relatos remiten a la pertenencia de Coatepec Costales, delimita los pueblos con los que se tenía una relación étnica e interétnica, pues la hubo hasta tiempos recientes con nahuas, chontales y matlatzincas (estado de México) y, en cierta medida, con los purépechas vecinos de Huetamo y San Lucas, ya en Michoacán.
La interpretación que ya daba Pedro Carrasco complementa el panorama pues no sólo da el origen al nombre de Coatepec, sino también a un culto ancestral oculto que realmente se daba a Quetzalcoátl Tenzonteotl, pues ambos términos remiten a las virtudes o propiedades de las deidades, la serpiente emplumada y el dios barbado.
Texto y foto: Antropolía e Historia de Guerrero.