Gracias por todo - Leonardo Tomas Morales

Ayer fue 14 de febrero y generalmente, conocemos esta fecha como algo especial, esos días en los cuales las parejas, los enamorados, incluso los amigos están alegres, compartiendo regalos, celebrando que llevan mucho tiempo juntos y lo que falta. La amistad es uno de los sentimientos más importantes de la vida, junto con el amor y la solidaridad; el saber que tienes a alguien con quien apoyarte en tus momentos difíciles, reír cuando estas alegre y celebrar tus logros. La amistad nunca muere.

Creo yo, que no hay mejor ejemplo de amistad, unión, lealtad y ternura; en unos amigos especiales, aquellos que no nos dicen nada porque no hablan; pero si pudieran nos dirían todas las palabras del mundo con tal de demostrarnos su amor; de ahí viene la frase: “El perro es el mejor amigo del hombre”.

Como dije, la amistad nunca muere; sin embargo, toda forma de vida sí. Para que una amistad no pueda morir y nunca deje de ser eterna, primero se tiene que sufrir la muerte; perder un ser querido es lo más feo que puede sentir una persona, el duelo, el despertarse pensando que esta ahí contigo, la desesperación de querer ver a esa persona contigo y que ella te grite con todo su pulmón: ¡No llores por mí, estoy vivo!

Pero conforme pasa el tiempo aprendes a superar su partida, entiendes que es necesario para crecer y vivir; disfrutar todo y querer como nunca. Y todo eso lo pude enseñar hasta un perro, porque son el verdadero ejemplo de como amar, ser leal y disfrutar la vida.

Leonardo Tomas Morales, un amigo mío de la universidad donde estudiamos, nos comparte una carta, de como a pesar esta sufriendo la perdida de uno de sus mejores amigos; él esta aprendiendo de su partida, esta viviendo el duelo, aprende a ver las cosas de otra manera. Él sabe que su perro lo esta esperando y protegiendo en el paraíso de los perros. Nos conmueve con su carta, porque viene desde lo más dentro de su corazón y es un sentimiento que todos sentimos alguna vez con una mascota que llegamos a tener.

Gracias por todo, es una carta de una persona que se dio cuenta que la amistad no solo son las personas, si no que viene de todas formas y colores; y en ocasiones en cuatro patas.

 

 

 

Gracias por todo

Amigo mío, hoy es un día especial para la mayoría de los humanos, es el día del amor y la amistad.

No tengo claro de dónde viene, pero usualmente se dan cartas, dulces, flores o juguetes a aquellos amigos y amantes que tienes.

 Me apena mucho que en 13 años de amistad incondicional no te lo haya reconocido, y que la única vez que te traigo flores es cuando ya no estás aquí para olerlas.

 En mi momento de oscuridad llegaste como una luz dorada a darme vida, me hiciste comprender que la vida es maravillosa cuando tienes a alguien con quien ser tú mismo. Fuiste mi único amigo durante mucho tiempo. Por eso mismo sé que te merecías un mejor final.

 Te pido perdón por esas veces que estaba tan cansado de la vida que me olvidaba de jugar contigo, realmente me arrepiento. A pesar de eso vivimos cosas fenomenales, nos protegimos mutuamente, teníamos nuestro propio saludo y siempre supiste como ganarte el amor de la gente.

 Marcaste a muchas personas, demasiadas diría yo, todos aquellos que te conocieron se llevaron una gran impresión de ti. Mi papá te quiso muchísimo, fue de los que más le dolió tu partida, a pesar de ser muy duro lo vi quebrarse como nunca y ahora tampoco tiene prisa en regresar a casa, abuelito se ve decaído cuando está en el patio, abuelita aún deja la puerta entreabierta por si quieres pasar a la casa, el resto de familia se detiene y presentan su respeto en donde yaces.

 Mientras tanto yo todavía te busco con la mirada, esperando que me recibas con la gracia con que lo hacías siempre, pero simplemente no te encuentro.

 Te extraño demasiado amigo, merezco el dolor de ahora, pero tú te merecías un mejor final.

A pesar de todo lo que no te pude dar, me recibiste en casa, tambaleándote te acercaste para saludarme, sin siquiera dudar si podrías hacerlo. Ese mismo día te llevamos con el veterinario, no sé si lo sentiste, pero en ningún momento desde el trayecto me aparté de tu lado, jamás dejé de escuchar tu respiración ni deje de sentir tus latidos con mi mano.

 Te abracé cuando te asustabas o sentías las ajugas en tu piel, mentí diciéndote que estarías bien, que saldríamos de esta y al final comeríamos algo rico, pero las cosas no salieron de esa forma. Vi como tu cuerpo entró en paro, solo me limité a observar mientras te intentaban reanimar.

 Jamás pensé que te enterraría, imaginaba que serías eterno a mi lado, más así es la vida viejo amigo, cosas nacen y otras mueren sin previo aviso, esta vez te tocó a ti. Es muy egoísta lo que te pediré, pero quiero que me cuides hasta que deje de necesitarte, no lo parece mientras estoy fuera de casa, pero siento que te necesito en estos momentos.

 Nos volveremos a ver, puede que, en mis sueños o puede que, en forma de alguna otra criatura, trataré de ser amable con todos los seres vivos por si en alguno de ellos te encuentras tú, y haré amigos reales no tienes que preocuparte por eso.

 Espera nuestro reencuentro viejo amigo, disfruta ahora que eres un espíritu libre, no serás reemplazado, siempre serás ese perrito dorado, hermoso y juguetón que vi por primera vez, sin olvidar al viejito plateado que saltaba como si fuera un cachorro.

Te amo Tyson, una parte de mí se queda contigo, y una tuya estará conmigo hasta que mi corazón deje de latir.

 Gracias por ser el mejor compañero que pudiera desear, hasta pronto, Tyson.

 

- Leonardo Tómas Morales.