TRES POEMAS
DE JESSE CASANOVA
Vástagos
Nos dejan en otro nido
mientras el cascarón
aún permanece intacto,
eclosionamos prematuramente
y, crecemos bajo otro seno.
A veces,
florecemos en una maceta,
nuestra esencia se deforma
como una enredadera.
Ellos pretenden arreglarla
atándonos en astas que dictan,
cortan y moldean cual jardinero,
eres ortiga o gardenia
eres un cisne o un urutaú.
Con el paso de las eras,
te arrojan del nido,
deambulas aturdido en busca
de aquello que te falta.
No hay una madreselva
que guíe en el sendero,
las brújulas y mapas
no los reconocen.
Las estelas observan impasibles
cómo los faroles se extinguen
al paso inestable y nómada
de los vástagos del cuco.
Así bautizan a los polluelos,
que crecieron bajo otro plumaje,
cuál monte en el parterre
anhelando ser una flor.
* * * * *
Mate
Navego en un océano sideral,
el viento estelar me precede
como un heraldo leal
de murmullo impetuoso.
Nativo de Ofiuco,
mi estela cónyuge
masiva y transitoria,
me arrojó a la deriva.
Con vehemencia, mi ser
fluyó hacia el ecuador,
en el debacle del orbe
que era nuestro enlace.
El fulgor etéreo
al son del estruendo
da paso a los nimbos
de zafiro y ceniza.
Mi aliento se fragmenta
hacia el mar de ónix,
con el ocaso de Eros en mi coraza,
retoño espectral en las exequias
de Han, el arcaico.
Los ancestros repudian
mi contextura mate,
la tez de espectro cerúleo
bajo el velo granate;
capas caldeadas por polvo térreo
ornamentan mi indumentaria.
Ellos ensalzan a sus herederos,
los cubren en alhajas y laureles
¡Rasalhague, el radiante!
¡Sabik, el magnífico!
Con la investidura colateral,
los ancianos vociferaron
¡Zeta Ophiuchi, el fugitivo!
Y el estigma se cernió
en el índigo de mis sienes
como un halo.
Yacen atávicos y serenos
al norte, el célebre Hércules
al este las balanzas de Astraea
y, en el oeste, Aquila vigila
el arco interestelar de mi pedestal.
Los vestigios de mi atadura,
un cadáver de hierro
embalado en un sudario,
se incinera hasta la médula
mientras reposa
colapsado en la inmensidad
de las aguas fúnebres;
en cierta época despertará
como un aniquilador,
hambriento de existencia.
* * * * *
Estigmas
Frente al espejo contemplas
el cadáver que habitas,
vendas de argento fundido
arrebujan la tez desvaída.
Tus manos surcan dócilmente
las estrías rosáceas del vientre
donde el polvo estelar
anidó prematuramente.
El jade en la mirada
se ha ensombrecido
en la niebla líquida
que devora el fulgor.
Brotan ápices carmesí
del núcleo hacia la raíz
de las cicatrices hendidas,
por murmullos del duelo.
Tiras de la melena ébano,
rasgas las cuerdas vocales
con rugidos de la tribulación.
Repudias la materia quebradiza
que no amparó la semilla,
que no dará frutos
y se marchita mientras
te consume frente al espejo.
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Si te interesa conocer más del trabajo de la escritora Jesse Casanova, puedes visitar su blog:
Jesse Casanova. Acapulco de Juárez, Guerrero (1997).
Empezó a escribir en los concursos escolares de literatura a los 14 años. Participó en “Orillas” de la FIL-Acapulco 2015. En 2016 tomó el Curso teórico práctico de literatura potencial “Escritura y Juego” del Festival Acapulco en su Tinta y el taller “Escritura creativa: Trucos ante la página en blanco” en la 4ta edición de la FIL-Acapulco.
En 2019 concluyó el Estudio Municipal de Literatura Acapulco “Red De Letras”, el taller de Escritura Creativa impartido en el centro cultural El Fortín y “Análisis y corrección del texto poético” del 9no Festival Acapulco en su Tinta.
Le encanta el sushi y escribe a tiempo parcial en su blog Vástagos del océano.