Tres poemas, Cadáver de un hombre inventado | Marillen Fonseca

Cadáver de un hombre inventado

Marillen Fonseca

 

III

Mi padre no tiene cuerpo

por eso no puede encontrarse en ningún lugar

por eso ninguna casa le bastó.

La geografía es solo para los que tienen cuerpo.

 

Papá se burla de los que compran el espacio.

Decía que solo necesitaba un pedazo en cualquier sitio

donde tenderse a dormir,

por eso nunca se hizo de un hogar propio.

 

Papá tampoco quiso habitar en la memoria.

 

 

 

VIII

Se puede inventar un cuerpo a través del sueño, como nos enseñó Borges. Dormida, en las ruinas de una casa de madera —escombro del intento de formar una familia— soñaré con el rostro de mi padre, soñaré un corazón, soñaré sus manos. Le enseñaré a pronunciar mi nombre, a reconocer mi rostro entre el resto de la gente. No será necesario imponerlo a la realidad, bastará con implantarlo en mi memoria.

 

 

 

XII

Papá es un hombre inventado.

 

Lo inventé a los 6 años

cuando aprendí a escribir

la palabra “padre”.

Inventé su cuerpo

para ocupar una silla vacía

en festivales escolares.

Creí en su existencia

para justificar el llanto de mi madre

por las noches.

 

Papá es muy parecido a Dios:

para explicar la propia existencia

fue necesario crearlo.