Volver a casa: Ya No Estoy Aquí
En semanas pasadas tuvo su estreno en Netflix la película: Ya No Estoy Aquí, del director y guionista Fernando Frías de la Parra, el estreno que estaba planeado para salas cinematográficas, pero se vio afectado ante la prolongación del confinamiento por la pandemia de Covid-19, eso no significó un fracaso, al contrario, la película se ubicó en el primer lugar en la lista de producciones más vistas en la plataforma días posteriores a su estreno.
La película nos cuenta la historia de Ulises, un adolescente de 17 años perteneciente a la pandilla de los cholombianos, una tribu urbana de los barrios de Monterrey, para él el baile y la música que disfruta con sus amigos son el refugio a los problemas que encuentra alrededor, y es que Monterrey -que Frías de la Parra muestra- no es la ciudad industrializada y con altos edificios que se suele presentar, es más bien un entorno violento y sucio, donde la población tiene que salir día con día a sobrevivir.
Para los cholombianos el cuerpo e imagen corporal son también una forma de expresar su identidad, la música lo es todo y ante las dificultades económicas por las que pasan se ven obligados a realizar prácticas que los enfrentan con pandillas relacionadas con el narcotráfico en el norte del país. Dichos enfrentamientos orillan a Ulises a migrar hacia la ciudad de Nueva York.
Una vez establecido en los Estados Unidos Ulises debe enfrentarse a la dura realidad de ser rechazado contantemente por su aspecto y aficiones, aunque la discriminación que sufre sea similar en México que en Estados Unidos. Ulises ahora se siente solo, aunque conectado siempre a su barrio eterno trata de sortear las dificultades, por coincidencia conocerá a Lin, una adolescente de ascendencia asiática con la iniciará una especie de amistad incompleta y siempre afectada por las barreras comunicativas que implican no hablar el mismo idioma.
A pesar de no comprender todo lo que dicen, los adolescentes encuentran formas para poder comunicar sus ideas, es interesante que la película se centre entonces en la historia de dos personas cuyos orígenes lejanos se enfrenten a una sociedad distinta que exige de ellos ciertas normas de comportamiento, dicho sea de paso a las que Ulises se niega a adoptar.
Su negativa lo llevará cada vez más a enfrentar dificultades, mientras que en Monterrey su pandilla y familia caen en una espiral de violencia y muerte derivadas del inicio de la guerra contra el narcotráfico que evidentemente llevó a expandir el mismo a regiones de condiciones económicas y educativas precarias. Aunque Ya No Estoy Aquí ubique su relato en un hecho histórico de violencia en el país ese solo es el trasfondo de la idea real que es la búsqueda y construcción de la identidad de Ulises, afectada claro por todo lo que ocurre en su entorno, él también libra una guerra interna, no sabe quién es ni quién quiere ser, se está haciendo adulto y no encuentra figuras de autoridad que le ayuden a encontrarse.
La fotografía es un elemento excelente que en múltiples ocasiones ayuda a comprender el contexto de marginación en la que viven estas comunidades, la música y el vestuario son también elementos que recrean las costumbres y forma de expresión de quienes perdieron una batalla con la delincuencia.
Frías de la Parra trabaja en su mayoría con actores no profesionales, ello ayuda a otorgar una esencia de naturalidad a cada escena, sin embargo, en algunas ocasiones es evidente que el resultado no es el mejor. Aun así la película funciona y se sostiene por un sólido guion que expone las problemáticas de la juventud mexicana en zonas semiurbanizadas.
El final es devastador, la abrupta transición entre melodía y silencio duele, es inevitable, para Ulises poco queda de los gloriosos tiempos de antaño ahora tiene que enfrentarse a una guerra que nadie pidió y, sin embargo, todos libramos día con día, quizás por ello partir haya sido más sencillo que volver a casa.