Los latidos de la CDMX

Latidos de la CDMX

El corazón de la Ciudad de México sigue latiendo pese a la pandemia. No hay medidas de aislamiento que soporten la necesidad de quienes viven al día, comerciantes en el Metro Zócalo, Correo Mayor, la Plaza de la Constitución, el espíritu de esta ciudad que nunca se detiene.

Clarita vende piratería, los cinturones Versace parecen tan auténticos como los que usa JLo. Esta semana el local donde los sueños materiales son mas baratos, bajó sus cortinas en la calle de Correo Mayor, pero solo hay que enviar un whats para que la cortina se abra y la magia suceda.

Al interior del local de 3x3 de la Plaza La Moneda, mujeres de varias edades, con las pupilas dilatadas escapan unos segundos de esta pandémica realidad. Entre logotipos de Gucci, Louis Vuitton, Ferragamo y Versace imaginan un día en el antro, el trabajo o la escuela otra vez.

No hay paso
Foto: Notimex

Un bolso Channel de 700 pesos, una cartera LV de 500 y un cinturón Gucci con hebilla de abejita de 300 pesos, son suficientes por hoy para palear este puto estrés y de paso, tomarse fotos para insta con el HT "#Mequedoencasa".

El Metro Zócalo, ríos de gente, la señora de las obleas gigantes no ha vendido nada; un bebé cuelga de su espalda, otro duerme en su regazo, con una mano se come un plátano, con la otra ofrece sus dulces.

"Deme tres, dulces de leche" Necesito azúcar.

El vagón de mujeres. ¿Cuál sana distancia? ¡Qué importa, traigo mi anti bacterial en la bolsa!. Con una voz aguardentosa que emana debajo del cubre boca con estampado de Bob Esponja, la doña que vende los lapiceros comienza su speach "No he vendido nada compreme marchanta".


Es de noche en Polanco, ni antros, ni bares, ni restaurantes fifís ni nada. El chavo de los tacos de canasta anda "a las vivas", mira para un lado, mira para el otro, los policías le prohibieron detenerse en un lugar fijo a fin de evitar que los clientes se aglutinen.

Tres de chicharrón y dos de carne, una buena cucharada de salsa verde con cilantro y cebolla y me recargo en una pared mientras observo a lo alto.

Un corazón, una carita feliz y la palabra Fé, ¿Fé?, ¿Un verbo?, ¿Un sustantivo o un buen pretexto para seguir aquí?, me pregunto mientras observo las dos letras formadas con luz de las ventanas del hotel Sheratton.

Qué hermoso es México —pensé
Y luego me sorprendo sonriendo mientras contemplo aquel paisaje...

Fe
 Foto: SDP

Del blog Historias Jocundas