El mal del sueño
La noche brama anunciando
que pronto se elevarán las sombras
En la olla los frijoles se parten como pequeños huesitos de tierra
Mi madre sostiene nuestra sonrisa con rezos,
mi padre desenfunda su machete para ahuyentar a los nahuales,
en la mesa el pan se multiplica con las miradas de las hormigas
Veo a mamá,
maullando una oración cerca de todos nuestros santos,
pero ninguno baja a protegernos del rugido del monte
Las memorias de mis hermanos son pájaros fugitivos,
pero la mía es un gusano que va tejiendo con su andar
pequeños lagos donde el pasado no me deja dormir,
veo a todos mis muertos por la ventana y el fuego levantarse
para consumir mis sueños, también escucho al tecolote
alabar a la muerte, mientras la luna se baña en el río
Aviento mis canicas sobre los rostros que se forman
en la espesura de la neblina y con la vista trato de deshebrar
la pesada melena de la madrugada,
intento encontrar las sonrisas de todos esos niños
que dicen mi nombre
Desde el Mictlantecuhtli los Xoloitzcuintle
le ladran a mis fantasmas,
para nosotros la voz de mi Abuela es un amuleto,
que todos llevamos en los oídos
Mamá dice que en nuestra sangre corre
el sudor del guerrero jaguar para que se nos quite el miedo,
pero yo estoy seguro que detrás de la puerta
algo mas fuerte que papá nos observa.
Sijtli
Mi abuela es un lugar común:
A veces llora a través de mis ojos
cuando el cáncer le muerde el estómago.
Mi abuela es un Xoloitzcuintle que
amamanta la noche con atole.
De su sexo se desprenden niños pájaro
y lágrimas de piedra.
Mi abuela ladra a los ancestros
en náhuatl, porque dice que son
sordos y no escuchan a los extranjeros.
Desde su tumba reposa
su cuerpo de perro herido,
la lumbre eterna la deja sin pelo
mi abuela en su condición de perro
esta ciega, persigue la luz de la familia.
Cada tercer día de sangre
el tecolote canta,
mi abuela muere.
Migrantes
Agarrados al tren
todos buscan llegar a una frontera.
—Daniel Rodríguez Moya
I
Todos somos migrantes
hasta que el pensamiento nos devuelve a nuestra tierra.
En este camposanto de coyotes y sueños,
los cabellos de los difuntos forman las raíces de las flores,
también en esa tierra habitan las historias y lágrimas
de aquellos hombres que no volvieron a casa;
basta con mirar la sangre en los desiertos
que remarcan los rayos del sol al amanecer
para invocar con una plegaria el espíritu de un viajero.
II
Algunos migrantes caminan por el desierto
en busca de una mejor historia,
otros se trepan a la espalda de la bestia
o se lanzan como panga por el Río Bravo,
encontrando su fin en la despiadada corriente.
Todos ellos silbaban entre sus labios un adiós incierto.
III
Hay días en que las abuelitas consultan a las piedras
para poder mirar los rostros de sus viajeros,
Para hilar la historia de su vida,
Para saber si no se han convertido
sus hijos en pedazos de camino.
IV
Las cruces en el desierto
son un recordatorio de que nada es perecedero,
seguido aparecen desmembrados los anhelos de algún migrante.
V
Aquí la flor que ven desde el fondo los no vivos
es el sol de los hombres,
hombres de maíz mezclados con el barro del abuelo volcán
que siembran en su tierra la esperanza de una vida mejor.
VI
Los que viajaron en la bestia y volvieron
cuentan la historia de los hombres con la cara tatuada
que esperan la noche para robarles la vida.
Los que nunca se fueron platican que los niños de las viudas
aprenden a tocar tambores y bailan al ritmo de los nuevos corridos
que son compuestos a los sicarios del pueblo,
mientras levantan sus dedos apuntándoles en la frente a sus mamás
como si llevaran un cuerno de chivo entre las manitas.
VII
Se dice que en este país cuando nace un cuerpo
es marcado con una raya de tierra
para que al morir germine en el maíz del campo,
por eso ningún migrante se salva de volver a su casa.
Óscar Páez (Huatusco Veracruz, México, 1993). Actualmente cursa la Lic. En Psicología. Estudió creación literaria en los estudios estatales red de letras 2019, del H. Ayuntamiento de Acapulco Guerrero, entre otros talleres de creación y corrección literaria. Autor de los libros, Los Castigados (Híbrido) 2018. Armario de Brevedades (Minificción) 2020. Plegarías al espíritu extraviado (Poesía) 2021. De éstos poemas Crecerá mi casa Ediciones Ave Azul (Poesía) 2021. Ha impartido talleres de Minificción y escritura terapéutica, por parte del gobierno de Atoyac y la Red de jóvenes políticos de guerrero. Miembro activo del comité de redes del periódico Poético de Tecpan guerrero. En 2019 fue reconocido por su labor literaria por la academia de literatura y estadística de la prestigiada Academia de literatura de TLAXCALA. Sus textos aparecen en antologías De escritura creativa de la editorial camaleón de Guatemala, Antología de Minificción rockabilly de la editorial la tinta del silencio, Antología de poesía editorial Lapicero Rojo, entre otras, también en revistas digitales y impresas, Fanzines y periódicos de difusión literaria.