El Colibrí Guerrerense

El Colibrí Guerrerense

 

Quieto

No en la rama

En el aire

No en el aire

En el instante

El Colibrí

 

– Octavio Paz - 

 

El colibrí siempre ha atraído la atención de los mexicanos. Ya sea por el brillo de su plumaje, por su diminuto tamaño, por la velocidad de sus aleteos –80 por segundo– o por las propiedades mágicas que se le atribuyen. Algunos ejemplares de esta colorida ave y la forma en que fueron llamados por los pobladores de Mesoamérica durante la época prehispánica son:  Xihuitzilli Colibrí Turquesa -es decir, azul- (Florisuga mellivora), Totozcatleton Colibrí Garganta de Fuego (Lamprolaima rhami), Chalchihuitzili Colibrí de Jade -es decir, verde- (Anthracothorax prevostii), Tlapalhuitzili Colibrí de Colores (Lampornis amethystinus).

Durante la época de los mexicas, los colibríes eran considerados como la personificación misma de los guerreros muertos en el campo de batalla o en la piedra de sacrificios. Se creía pues, que quienes habían fallecido así pasaban a formar parte de una especie de cortejo que, durante cuatro años, acompañaba al Sol en su diario caminar hacia el mediodía (hacia el Cenit) para, después de cumplida tan honrosa misión, retornar a la tierra convertido en una de esas diminutas aves, cuyo colorido plumaje de tonos metálicos brillaba, según se pensaba: por la cercanía que había tenido durante ese tiempo con el mismo Dios-Sol.

En el estado existe una de las casi 57 diversas variaciones de este pequeño ejemplar denominada Eupherusa Poliocerca también conocida como Colibrí Cola Blanca. Se trata de un Colibrí bastante local y distintivo de tamaño mediano que se encuentra en laderas de la sierra madre del sur en Guerrero, de 10 a 11 cm y 4.5 a 5.2 g de peso. Es endémico. Prefiere bosques perennifolios y plantaciones de café de sombra. Se alimenta principalmente a niveles bajos y medios, volando como dardo entre flores de las que toma el néctar como su único alimento y relampagueando con su cola casi totalmente blanca.

Presenta dimorfismo sexual, siendo el macho color verde metálico oscuro, con una banda distintiva color canela en la parte superior de las alas, pico negro, ojos oscuros, cola bronce oscuro con la base de las plumas laterales blancas. La hembra es verde metálico en el dorso, con garganta y vientre gris pardos. Su distribución es compartida también con el vecino estado de Oaxaca. Uno de los primeros registros es de febrero de 1940, en Chilpancingo, Guerrero. Se alimenta del néctar de flores de especies de los géneros Kohleria, Inga, Malviscus, Manettia, Lobelia, Psittacanthus y de Hamelia patens (Züchner 1999).

Actualmente se estima que la población es menor a 10,000 individuos y está disminuyendo, es sedentario, efectúa algunos movimientos altitudinales dependiendo la disponibilidad del recurso y su estatus sigue siendo el de una especie amenazada  debido a la acelerada fragmentación de su hábitat y pérdida del mismo por el uso inadecuado de suelo, deforestación, asentamientos humanos, ganadería (cabras), agricultura y plantaciones de árboles frutales y café, así como su restringida distribución.