Celestino Gorostiza, impulsor de la universalidad del teatro mexicano

Celestino Gorostiza, impulsor de la universalidad del teatro mexicano

  • El pasado 11 de enero se conmemoran 53 años de la muerte del dramaturgo y director de cine.

Gorostiza Alcalá, originario de Villahermosa, Tabasco, donde nació el 31 de enero de 1904, realizó estudios en el Instituto Científico y Literario de Aguascalientes, en el Colegio Francés de la Ciudad de México y en la Escuela Nacional Preparatoria. 

El dramaturgo fue cofundador y director de los grupos Teatro Ulises, Teatro Orientación y Teatro de México; se desempeñó como secretario del Conservatorio Nacional de Música, jefe del Departamento de Bellas Artes, y del Departamento de Teatro del INBAL. 

También fue profesor de actuación en la Escuela de Arte Dramático y director del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) de 1958 a 1964; director de la empresa Cinematográfica Latinoamericana, SA (Clasa), así como socio fundador de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas, presidente de la Academia Cinematográfica de México y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1960. 

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Gorostiza Alcalá, considerado impulsor de la universalidad de teatro mexicano, tuvo una polifacética trayectoria como director de escena, crítico, traductor, funcionario institucional y promotor de grupos que transformaron la escena teatral de nuestro país en el siglo XX. 

En 2004 el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) le rindió un homenaje nacional con motivo del centenario de su natalicio, celebrado también con la cancelación de una estampilla postal, en tanto la Compañía Nacional de Teatro (CNT) presentó una lectura dramatizada de su obra El nuevo paraíso (1930). 

Como parte de dicha celebración, el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), en colaboración con autoridades del estado de Tabasco, editó el facsímil Celestino Gorostiza. Una vida para el teatro con ilustraciones de Xavier Villaurrutia y prólogo de Víctor Hugo Rascón Banda, quien afirmó que el homenaje nacional fue un acto de justicia. 

Vocación escénica 

La vocación escénica de Gorostiza Alcalá inició al lado de su hermano, el poeta José Gorostiza, con la creación de un teatro de marionetas. Posteriormente, junto con Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Julio Jiménez Rueda, Roberto Montenegro y Manuel Rodríguez Lozano, impulsó el Teatro Ulises, considerado un experimento renovador en todos los órdenes dentro del que, además, trabajaría como actor. 

El poeta Villaurrutia lo consideraba la conciencia teatral del grupo Contemporáneos, al señalar que “el teatro mexicano contemporáneo logra colocarse en un plano de universalidad sin perder por ello el contenido que la personalidad de su autor ha sabido vaciar…”. 

El poeta Jorge Cuesta señalaba que “las exigencias que ha sabido encontrar Celestino Gorostiza para fundar en ellas la vida del teatro mexicano no son vagas, ni confusas, ni caprichosas y fugaces; por el contrario, están hechas de una clara conciencia de su necesidad y de una lealtad inconmovible a ella”. 

Su obra teatral 

A Gorostiza se le deben obras teatrales como El nuevo paraíso (1930), La escuela del amor (1933), Ser o no ser (1934), Escombros del sueño (1939), La mujer ideal (1943), El color de nuestra piel (1952), Columna social (1953), La leña está verde (1958) y La Malinche (1958), entre otras. 

Como director de cine se pueden mencionar Ave de paso (1948), Nana (1944) y Sinfonía de una vida (1946). 

Su notable preocupación por las artes escénicas no lo limitó para la creación literaria, pues escribió novelas, publicó El ensayo y la crítica en la revista Contemporáneos (1928-1931) y El espectador (1930), entre otros. Tradujo obras de Jean Cocteau, Eugene O’Neill, Roger Marx, Charles Vildrac, Lord Dunsany y Paul Claudel. De igual forma se involucraría en la escena cinematográfica, tanto como creador de compañías de cine como de director. Entre los reconocimientos otorgados a Celestino Gorostiza destaca el Premio Juan Ruiz de Alarcón (1952), las Palmas Académicas y la Legión de Honor de Francia, por mencionar algunos. 

El 11 de enero de 1967 muere en la Ciudad de México a los 63 años. Su archivo personal se encuentra en la Biblioteca Nacional de México, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).