Cuerpos en decadencia: Tenemos la Carne
- Está disponible sin costo hasta el 23 de abril en la plataforma Cinépolis Klic cortesía de la productora Piano.
En 2016 una película mexicana despertaba reacciones encontradas tanto entre la crítica como entre el público. Llegaba a nuestro país siendo la película cuya proyección había causado el mayor número de salidas de los pases de prensa en el Festival de Sitges en España. Se trataba de Tenemos la Carne de Emiliano Rocha Minter.
Después de su estreno en México en el marco del Festival de Cine de Morelia en 2016, la película tuvo un estreno limitado en salas con críticas mixtas y una taquilla no muy prometedora, con el tiempo cayó en el olvido hasta ahora. En Tenemos la Carne dos hermanos en busca de un refugio para poder sobrevivir en una salvaje Cuidad de México encuentran un edificio abandonado, lugar donde conocen a un extraño hombre que pondrá a prueba sus valores y los hará experimentar y descubrir sensaciones y emociones desconocidas.
Desde las primeras secuencias observamos el estilo de vida de un solitario hombre del que desconocemos su nombre, interpretado por Noé Hernández, para él el edificio que habita representa un escondite de la convulsa sociedad que hay afuera. De los desechos orgánicos que encuentra extrae cantidades mínimas de alcohol, del que hace uso en múltiples ocasiones, lo intercambia por comida en el exterior pero sin interactuar con nadie hasta que un día encuentra a un par de jóvenes con quienes decide establecer su único contacto humano y afectivo e iniciar una espiral de autodestrucción y placer.
En los pensamientos recurrentes del hombre y las alucinaciones producidas por el encierro y la violencia de la que son víctimas los hermanos hay siempre la figura de una niña embarazada, la madre del viejo. Añorando regresar al vientre de aquella, decide con ayuda de sus cómplices crear una especie de útero gigante recubierto de cartón: una cueva dentro del refugio.
Entre sus productores destacan los nombres de Yann González y Carlos Reygadas, dos directores que en su filmografía muestran siempre temas recurrentes como del sexo, la violencia, la vida, la muerte y la perversión del individuo. El primero con una visión más colorida y misteriosa, en algunas ocasiones haciendo uso del melodrama, el segundo de una manera más gráfica y explícita.
En efecto, varias de las influencias de ambos directores se reconocen en esta ópera prima, los colores cálidos de las entrañas maternas utilizados para contrastar con el frío exterior, la seguridad supone no salir del hogar, los movimientos de cámara tan abruptos como la historia en sí, pero quizás el más polémico sea el uso de desnudos completos y sexo explícito, así como en la Batalla en el Cielo de Reygadas aquí Rocha Minter también muestra una felación en primer plano. Razones las anteriores para lograr provocar al espectador a través de las imágenes.
Aunque la forma en que está rodada pudiera generar el rechazo por quien la mira, cabe recalcar que Rocha Minter realiza un estudio sobre la violencia de que son objeto las personas en situación de calle y pertenecientes a una minoría social. En su afán de mostrar los más bajos instintos del ser humano también muestra la sexualidad del individuo y los límites del placer que se ven influenciados por la moral cristiana.
Una crítica hacia el gobierno conservador mexicano y la violencia desbordada del ejército también se hace presente en una escena donde se entona el himno nacional mientras se tortura a un soldado quien antes se había resistido a su rapto.
Así es como a través de una puesta en escena original, acompañada de una muy buena banda sonora y actuaciones de primer nivel, se logra presentar una de las propuestas más interesantes del cine mexicano de los últimos años. Una crítica hacia las instituciones eclesiásticas y gubernamentales, a la indiferencia social y a la violencia diaria.
Los exteriores casi nunca se muestran en la película, prácticamente todo su metraje transcurre dentro del edificio, sin embargo, cuando se muestran podemos saber que ese lugar donde ocurren infinidad de actos inmorales puede ser el edificio más cercano a casa.
Tenemos la Carne le valió a María Evoli el Ariel a mejor actriz revelación y recibió dos nominaciones más.
Está disponible sin costo hasta el 23 de abril en la plataforma Cinépolis Klic cortesía de la productora Piano.