El pordiosero
Para:
Brenda Contreras
Everardo Méndez "El Oso"
I
Mi
rostro
asusta
a las personas
del centro
comercial.
Frente
a la vitrina
he saboreado
un pastel.
Me han dicho
cara de perro
por una migaja
de pan,
aborrecen
mi
aspecto.
Busco
en las calles
colillas
para serenar
mis quimeras,
mi voz
es invisible
para el mundo,
el frío de la lluvia
hostiga mi soledad.
Mi fisonomía
de hombre
se ha extraviado
en la espesura
de mi barba,
mis recuerdos juveniles
tiritan en las banquetas,
en calles oscuras
el viento de la noche
me acosa el ánimo,
sus manos transparentes
quebrantan mis huesos.
Mis
sábanas
de cartón
molestan
a una
multitud
de
transeúntes.
II
La luz
de un
nuevo día
me enfrenta
a mi realidad,
la ciudad
se agita
con el ruido
de los
automóviles,
en el semáforo
de una esquina
limpiando
parabrisas
consigo
el pan
de
cada
día,
pese a mi esfuerzo
no dejo
de ser
un pordiosero
en este mundo
de
mierda.
III
El valor
de
una moneda
trasforma
el semblante
de mi rostro,
me
consideran
humano
cuando puedo
comprar
una
golosina,
con
los bolsillos
vacíos
soy
un
hombre
de otro mundo.
IV
Cuando enfermo
me curo
masticando
pasto verde,
como lo hacen
los perros
callejeros,
no les importo
a los hombres de ciencia.
Me niegan
la atención
en las clínicas
del gobierno.
Nadie pide a Dios
por mi vida
cuando muera
otro pordiosero
vendrá a ocupar
mi lugar.
V
Me asaltan
a la memoria
niños cantando villancicos,
percibo en el recuerdo
luces de colores
la imagen
de una mujer
me estrecha
en sus brazos,
he tenido
el presentimiento
de saber su nombre
las tardes decembrinas
me apuñalan
el corazón,
mis zapatos rotos
me revelan quién
soy.
VI
Me pidieron
que volviera
mejor vestido
a la casa de Dios.
A regañadientes
les grité
no tengo
para vestir
¿No ven quién soy?
¿Acaso a Dios
le importa más la ropa
que cubre el cuerpo?
¡O la oración
que nace de una lágrima!
VII
Un presentimiento
de muerte
invadió
mi ser,
las personas de una estación del metro
fueron benévolas conmigo
recibí
monedas
como nunca antes,
tomé dos puñados
de ellas
salí huyendo
de aquel lugar
de haberlas poseído todas
habría sido
un
hombre muerto
en las manos de
otros
pordioseros.
VIII
Mi aroma
miserable
incomoda
a las personas
pudientes,
soy una plaga
para su círculo social.
Me han retirado
de una puerta
de un Oxxo
una anciana
me confundió
con un maleante
me gritó
a la cara
¡parásito
de
la sociedad!
Su
descripción
no
me
inmutó.
IX
Una mujer me llevó
en su vientre
existió
para
ella
el
hombre
que
me
engendró,
lloro en silencio
recordando
que no tengo
a nadie.
X
Los
espectaculares
sustituyen
a los árboles
en los jardines
de los parques.
El aire
de la urbe
está muy contaminado,
existe una aglomeración
de mendigos enfermos,
tememos
que el smog nos aniquile.
XI
En las calles
de un mundo
fulgurante
una indigente coqueta
me guiñe el ojo,
sus besos
me dejan en los labios
lo empalagoso
de su embuste.
Aturdido
comparto mi pan
con una bella mozuela,
entre hilos de neblina
asisto ataviado
de harapos
a la orgía
de los desdichados.
XII
Frente al espejo
el filo
de una tijera
me provoca miedo
sin
mi
cabello largo
ni la barba crecida
dejaría de ser
para la ciudad
el pordiosero
de
la
colonia Roma.
XIII
Mi
banqueta
es todo
lo que poseo,
a ella
le debo
mi historia.