1. ¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

- Tuve un acercamiento al teatro desde niño. Pasé de espectador a actor de obras infantiles en el Centro Cultural del Bosque. Años -muchos- después, mientras estudiaba arquitectura me inscribí al taller de teatro y descubrí que más que actuar, me gustaba diseñar para la escena. Fui escenógrafo y actor amateur otros tantos años hasta que se volvió algo tan vital que me llevó a estudiar en la Escuela Nacional de Arte Teatral.

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2. ¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

- Muchas. En estos días, no sé por qué, me interesa mucho el tema de la percepción. Los mecanismos de entendimiento entre diseño y espectador.

3. Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

- Concepto Es Todo.

4. ¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

- El teatro, al ser un fenómeno vivo, siempre ha sido potente y particular; pero actualmente es interesante contrastarlo a una realidad en donde hasta las interacciones humanas más básicas se permean de lo digital. 

5. ¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

- La prisa, la saturación. Los modelos de producción y programación institucionales aparentemente menos rigurosos y arriesgados en lo artístico y cada vez más dependientes de la viabilidad efiteatrera.

6. ¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

- Que no caigan en el modelo mediático de dirección de arte.

7. Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

- 50% paciencia y 50% frustración. Intentando, en la virtualidad, seguir en contacto con los colegas y con los procesos, aunque sea un gesto más simbólico que efectivo.

La entrevista completa a Mario Marín del Río está disponible Aquí.