“La autopista del sur”.
Un cuento de Julio Cortázar
¿Qué es lo que pasa cuando algo tan cotidiano como esperar en el tráfico se vuelve fuera de lo normal y tengas que sobrevivir varios días en un embotellamiento?
La respuesta nos la da Julio Cortázar en el cuento “La autopista del sur” publicado en el libro “Todos los fuegos el fuego” (1966).
El texto relata sobre un embotellamiento en una carretera relativamente cercana en París. El tráfico empieza a tardarse más de lo habitual, y las personas comienzan a conocerse y crear grupos sociales para sobrellevar la situación. Durante esos días que dura el embotellamiento, sucede todo tipo de eventos; como es la decisión de un representante del grupo, búsqueda y reparticiones de agua y comida, la creación de una “ambulancia”, huidas del embotellamiento, problemas amorosos, etc. Hasta que nuestro protagonista, el ingeniero; empieza a notar que falta poco para llegar a la ciudad, y que los autos comienzan a avanzar cada vez más rápido, al punto de que el embotellamiento comienza a disolverse, y todo se vuelve a la normalidad. Las personas que convivieron en el grupo se vuelven completamente desconocidos al retomar el rumbo de sus vidas.
A pesar de que el cuento es bastante largo, este se compensa con un excelente final. Desde el inicio del cuento, Julio Cortázar, en mi opinión, quiere reflejar que sucede cuando hay una crisis colectiva y las personas completamente desconocidas tienen que sobrellevar la situación. Por ejemplo, en el grupo nunca se llaman por su nombre, se llaman por según la marca de sus automóviles. Esto quiere decir que hay ocasiones en que nunca nos damos cuenta quienes son los que nos rodean, y sin embargo, se puede crear un vínculo sin la necesidad de saber un nombre. En esta historia, hasta que los personajes se conocen entre sí, descubren que en cada coche hay una persona con sentimientos, ideas, problemas, o simplemente con la necesidad de salir de ese tráfico. En resumen, Julio Cortázar, nos transmite la metáfora de que en ocasiones hay que levantar nuestra mirada de vez en cuando y descubrir que hay a nuestro alrededor para poder salir de lo cotidiano.
Otro tema importante del texto se habla de la unión social. Todos para uno y uno para todos. A pesar de que al inicio, cuando estos desconocidos sufren de sed, hambre y aburrirse, empiezan a relacionarse entre ellos, gracias a la necesidad de hablar con otras personas y socializarse; es decir, el humano es social por naturaleza y que necesita estar rodeados por grupos para poder sobrevivir y llevar su vida, ya que si permanece solo, las cosas pueden salir mal al punto de no vivir como se debe. Esto lo digo por uno de los personajes del cuento, que decide que él puede llevar la situación el solo sin la necesidad de ayuda, y al final muere.
Otro punto relacionado de lo que acabo de mencionar, es cuando se forma el grupo y surge la necesidad de buscar un representante. Un representante o representantes en este caso (el ingeniero y Taunus) son personas con mucha labia, un porte serio o firme, y tienen la facilidad de expresarse y ganarse la confianza de todos. Cuando salen en la búsqueda de provisiones, se dan cuenta que no son el único grupo que se ha formado en el embotellamiento, y mucho menos son los únicos representantes de un grupo, evidenciando que, la sociedad necesita de un líder, de alguien que vele por los intereses de los demás.
Por último, está el tema de la tristeza y melancolía que se siente al perder algo o a alguien sin saber que era importante para ti. Esto lo observamos cuando el ingeniero empieza a darse cuenta de que la fila de los coches comienza a avanzar y el coche de Dauphie (la mujer que le gustaba) desaparece de su vista. Y es cuando el ingeniero, en pocos minutos, entiende que los desconocidos, que se volvieron conocidos y después amigos, habían desaparecido para no volverse a ver, y los otros coches que ya estaban en su zona se volvieron otra vez completos desconocidos. Esta es una reflexión muy importante, porque lo que nos da entender el cuento es que realmente nunca sabemos qué tenemos o qué vamos a tener, y nunca estaremos preparados en caso de perderlo. Puede ser que nunca le damos importancia a algo, o simplemente el inconsciente nos dice que no pasa nada y que no nos preocupemos. Y esto puede ser algo tan simple como el beso de una madre, la plática en una tarde con tu abuela, la salida en la calle con amigos, hasta algo tan importante como es el paso de los años y la juventud, poniendo en ejemplo al poeta Rubén Darío en “Canción de otoño en primavera”:
“Juventud divino tesoro,
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
Y a veces lloro sin querer…”