Los que callan a los Otakus
Soy fan de las buenas historias desde que era pequeño, a diferencia de lo que muchos creen mi primera opción era estudiar Historia, pues su propio nombre lo indicaba, nada como nuestro pasado para escuchar las mejores historias.
Escuchar los dramas familiares, los chismes del vecino, los cuentos sacados de la manga para mandarme a dormir, las novelas nocturnas de mi madre, las películas en blanco y negro de mis abuelos, etc.
Me volví cazador de historias en todas sus presentaciones; libros, comics, teatro, periódicos, música, novelas, videojuegos, series, películas, mangas, animes, etc.
Cada estilo conllevaba sus propias posibilidades y limitantes al momento de contar una historia y las explota, el libro es la fuente primigenia, especialmente limitada, pero supliendo esto nuestra mente y con la utilización de herramientas narrativas que solo el lenguaje escrito puede dar.
Y así podemos hablar de cada una de las opciones, sin embargo, lo que hoy me lleva a escribir esto es el aparente rechazo que sufren algunas de estas, donde leer un libro para algunas personas resulta difícil o aburrido, o donde leer un manga o anime resulta infantil, poco serio y nada intelectual.
El rechazo es evidente y poco tomado en cuenta, la balanza se encuentra inclinada al rechazo a los videojuegos y animes. Esto se puede observar al momento de hurgar un poco en las comunidades académicas y culturales, en sus revistas y páginas web cuentan con apartados para reseñas de cine, teatro, libros, etc. Pero en lo correspondiente a anime, videojuegos o comics es marginado. (Obviando que hay excepciones)
Esto poco a poco parece cambiar, en el ámbito académico cada vez es más común encontrar tesis dedicadas a obras de animación, y citar o hacer referencias a ellas. Y cada vez más escritores utilizan como fuente de inspiración comics o se trasladan a este ámbito.
Lo que algunos podríamos afirmar que es un problema generacional, la realidad nos cuenta otra cosa, en lo argumentos en contra podemos observar una discriminación epistémica, xenofobia, lucha intercultural o simplemente una resistencia a la idea preconcebida de que el anime o comic es infantil con todos los peyorativos. (Porque si bien se puede hablar de obras maestras para publico infantil, en lo relativo a otras prácticas es mal visto)
Los adscritos al anime, u Otakus, suelen pensársela dos veces antes de hablar o recomendar alguna serie debido al claro rechazo, por lo que se suelen refugiarse en comunidades o grupos de amigos muy concretos, en contraparte es más común ver personas recomendando libros, haciendo directos leyendo un poema, o recomendar series popularmente aceptadas como “La casa de papel”, “Elite”, etc. Debido a que esto te coloca en la parte de lo socialmente aceptado, bien visto y puedes participar en el debate colectivo sobre el tema en cuestión.
El imaginario colectivo sobre lo “intelectual” rechaza una serie actividades o actitudes que son etiquetadas o ligadas a grupos marginados y discriminados.
Lejos de lo que muchos puedan creer, en el mundo del anime podemos encontrar cientos o miles de obras de todos los géneros, tamaños y estilos visuales para todos los públicos entre las cuales podemos encontrar obras maestras que tratan temas filosóficos, sociales y políticos de la manera en lo que solo un anime podría. Eso sin contar con los miles de mangas que no ha tenido la oportunidad de ser animados.
Si bien es cierto que el manga japonés encuentra su inspiración en el comic estadounidense y en la animación de Disney, con el tiempo ha encontrado su propia voz al permitir que cualquiera con un lápiz y una buena historia pueda publicar.
Con la intención de diversificar y ayudar a romper con esta brecha cultural, me llevare la tarea de escribir en este espacio una serie de recomendaciones de anime con los que los novicios puedan comenzar y los cazadores de las buenas historias expandan sus fronteras.