Palabras marcadas, o la lengua que recorre Acapulco en breve, de Astrid Paola Chavelas
Por Alexandro Tadéuz
Existe en Acapulco en breve algo de anécdota y algo de historia, algo de jolgorio y algo de denuncia, no por nada desde los epígrafes se nos invita “Acuérdate de Acapulco de aquellas noches”, pero también nos recuerdan los peligros de desbocarse en este bello puerto “Todo es entre nosotros contradicción”, pero no sólo persiste en lo imperativo de sus invitaciones, porque sí, sino que en cada uno de los relatos contenidos se encuentra algo de Acapulco para iluminar la verdad que ostenta. Así encontramos personajes a los que el destino los alcanza y los corona, como aquel aprendiz de obra que termina construyendo un fuerte, pero que antes se pasa anhelando a las noches la hamaca donde duerme en arquitecto a la brisa del mar, u Olvido esa mujer de veinticinco años que vive en los Cocktail Party anhelando haber vivido en el Acapulco de la farándula de los años sesenta, esa añoranza reacia que mancha la felicidad de los días por venir, que un accidente en la Escénica la deja repitiendo su nombre “Olvido” en un bucle infinito. Hay en “Acapulco en breve” más de una postal de la bahía, existe una preocupación por los otros, o mejor dicho los mismos, los que están ahí pero parecen cubiertos por un velo que los invisibiliza, aquellos que hacen funcionar el puerto, tejedores de palma, copreros, vendedores ambulantes y también de aquellos cuyos sueños se cumplieron antes, los que en su empecinado andar hacía adelante encontraron pronto el mar. Hay un intento de derrumbar las barreras impuestas, aquellas que separan a los nativos de los turistas por mucho más que un boulevard y aquellas que separan de todo aún más a los inmigrantes.
Según la Real Academia Española los latinismos crudos o no adaptados deben escribirse en cursiva, entiéndase como aquellos que se utilizan con su escritura y pronunciación originarias, ajenos a la ortografía del español y por ello deben marcarse para señalar su condición de <<No pertenencia>>. Palabras como coyuchi, guelo, topil, tinamaxte, tecoyotas, así mismo para no olvidar que nuestra lengua, ¿qué es la lengua? Identidad propia. Es también un advenedizo, algo que no está dentro del canon de lo aceptable. ¿Es entonces doble mérito para la escritora Astrid Paola Chavelas, escribir y recrear desde la resistencia? No lo puedo decir, dejemos que “Acapulco en breve” hable por sí mismo: Según cuentas las buenas lenguas, esas que son capaces de transformar la más cruel verdad en la más dulce de las mentiras.
Que el lenguaje que recogen estas páginas florezca y muestre su condición a bocajarro, que incluso en la verdad más cruda y cruel, como sólo ella suele ser, existen también instantes llenos de estética belleza, exactamente por su falta de tacto y simetría.