Perros en las manifestaciones rupestres de Guerrero

Perros en las manifestaciones rupestres de Guerrero

  • ¿Compañeros para el inframundo?

En algunos sitios rupestres del estado de Guerrero y en especial en la Montaña y Región Norte, aparecen representados cánidos dentro de una tradición pictórica caracterizada por lo esquemático de las figuras y el uso de pigmentos rojos y blanco pastoso, y en menor medida negro.

Algunos de los principales lugares son: La Cueva de Chichiostoc en Olinalá, la Barranca de Tlalquitzingo en Tlapa y La Carricera en Eduardo Neri. Siempre aparecen en cuevas y abrigos rocosos, y en ocasiones en oscuras oquedades, que al ser estas, en la religión prehispánica, acceso al inframundo y espacios sagrados, es posible que se vinculen esos cánidos al importante papel que tenían: el guiar las almas de los difuntos y ayudarlos a atravesar el río en la tierra de los muertos. Es una hipótesis inicial.

Al respecto se han encontrado evidencias de la interacción del perro con el ser humano desde hace 2600 años en Chilapa, donde gracias a los análisis óseos de Ana Fabiola Guzmán y Leticia Alvarado Mendoza del INAH, de materiales procedentes del Rescate Arqueológico de El Ajolotero, bajo la dirección de la Arqueologa Sara Onofre, se identificó con certeza los restos de un cánido que debió tener una altura a la alzada de 41 cm. A esto hay que sumar que también se han encontrado, en diversos sitios del estado, figuras cerámicas y escultura en piedra representado perros. 

Recientemente, el arqueologo Jorge A. Hernández, recopiló la supervivencia del estrato mítico mesoamericano asociado a los perros en la comunidad de Tenexatlajco, donde los nahuas aún creen que el alma del difunto debe ser auxiliada por aquellos perritos que tuvo en vida, siendo los preferidos para esa encomienda aquellos de color negro, ya que a ellos no les importa mancharse de lodo al atravesar las aguas del inframundo, por ello, consideran que los perros blancos son poco útiles. Además, si alguien maltrató o mató algún perrito, el alma del cánido lo estará esperando en el más allá para morderlo y atacarlo. Resta mencionar que la narrativa recuperada en Tenexatlajco guarda similitudes con las ilustraciones del Códice Vaticano A, escrito a fines de l siglo XVI, siendo una muestra más de cómo se han conservado tradiciones ancestrales en el estado de Guerrero.

Cánido de dos cabezas. Otras representaciones antropomorfas también se pintaron bicéfalas. Fotografía: Cuauhtémoc Reyes
Cánido de dos cabezas. Otras representaciones antropomorfas también se pintaron bicéfalas.
Fotografía: Cuauhtémoc Reyes.

 

Foto de Portada: Un detalle de la Cueva de Chichiostoc, donde se han señalado dentro del círculo a tres cánidos, cada uno con su cabeza a la derecha y su cola curva a la izquierda.

Texto: Miguel Pérez Negrete.

Fotografía: Cuauhtémoc Reyes y Miguel Pérez. Centro INAH Guerrero.