Petición de lluvia en Chiepetepec

Petición de lluvia en Chiepetepec

Chepitac

En los rituales de petición de lluvia destaca el papel de los rezanderos, pedidores o invocadores de la lluvia. Estos personajes han jugado un papel importante en la conservación de los ritos tradicionales ya que se desempeñan como interlocutores entre las necesidades de la comunidad y las fuerzas naturales; considerados sacerdotes, tienen el poder y el don, así como la magia para invocar y pedir la lluvia. 

Hernando Ruiz de Alarcón, en su obra Tratado de las supersticiones y costumbres gentilicias, señala la importancia que tenían desde tiempos lejanos: “había en cada pueblo ciertos ancianos dedicados para el ministerio de los sacrificios de penitentes, que llamaban tlamacehuaque y los viejos se llamaban 'tlamacasque', que suena entre nosotros sacerdote… esto lo hacían en las cumbres de los montes, lomas altas donde había cercos o montones de piedras donde tenían los ídolos”. El nombre con el se les conoce varía de acuerdo al grupo étnico.

Entre los nahuas se les llama tlamaquet (el que pide el agua), huehuejioteo huehueyotl (anciano rezandero), brujo o hechicero; entre los tlapanecos se les llama mezo y entre los mixtecos saabi.

os tlapanecos acuden a los cerros más altos, cuevas o manantiales ya que dicen que ahí se juntan los cuatro vientos o puntos cardinales; es ahí donde se vincula la naturaleza con el poder de los dioses. La música de banda es un elemento que no falta en las celebraciones, igual que el aguardiente, las danzas y las flores.

Chiepetepec

Las comunidades nahuas, cuya presencia en el estado es mayor, celebran sus rituales de petición de lluvias en Atliaca, municipio de Tixtla y Zitlala, cabecera municipal del mismo nombre, en la región Centro; y en Acatlán de Chilapa, Santa Catarina de Ahuacuotzingo, Coatlacco de Cualac y San Pedro Petlacala de Tlapa, entre otros, municipios que se ubican en la montaña guerrerense. En todos los casos las celebraciones tienen los mismos objetivos, pero muchas veces se distinguen por la forma de realizarlos y por las ofrendas que en cada uno se presentan, pues los lugares sagrados son también cerros, manantiales o cuevas.

En cuanto al ciclo de ritual agrícola, éste tiene como eje central el cultivo del maíz, por lo cual se practican varios tipos de ritos a lo largo del periodo. Comienza con el ceremonial en los cerros, al principio de año, donde los oficiantes observan augurios sobre el régimen pluvial y se inician las plegarias y prácticas petitorias, siguen las peticiones de lluvias, sobre todo en abril y mayo.

En Chiepetepec, municipio de Tlapa, el cerro principal en donde se lleva a cabo la petición de lluvias se llama Chiepetzin, en alusión al fundador mítico.

Chiepetepec

En esta ceremonia de destaca la presencia de los manojos contados. Este tipo de ofrenda, presente ya en los códices del grupo Borgia, sigue vigente en la ritualidad de los grupos me phaa’ y na savi. Los manojos, confeccionados con popotillos o tallitos pequeños, conllevan una determinada cantidad, tanto para cada manojo como en el conjunto. Puestos sobre la mesa, en una disposición determinada, aluden a diversas potencias y deidades, reproducen un microcosmos en el que el rectángulo hace el papel del universo, demarcado y conocido por los ritualistas. Con el paso del tiempo, los ofrendadores agregan otro elementos como refrescos, cervezas, comida y mezcal.

Este año acudieron en su mayoría mujeres y niños a realizar esta ceremonia de petición de lluvia, pidiendo ala madre naturaleza que sea un buen año de cosechas y de salud.

Fotos: Pacheco.