Plegarias al espíritu extraviado
de Óscar Páez
El 30 de agosto del presente año, a las 08:10 p.m. le mandé un audio a Óscar para agradecerle el regalo de la lectura de Plegarias al espíritu extraviado. Recuerdo algunas de las palabras que utilicé: “tienes poemas muy intensos, muy interesantes, llenos de nostalgia, llenos de recuerdos”. Ahora yo agregaría: “llenos de dolor”. El audio de menos de 40 segundos termina con una risa nerviosa y un agradecimiento. Quiero responderme a mí mismo, y quizás a ti, si es que te llamó la atención la risa nerviosa, que este poemario me hizo un nudo en la garganta y en la idea de ese corazón metafórico como caja de sentimientos. Sí, me dejó sin palabras por ese dolor cargado en cada uno de los poemas. Citando uno de los títulos, es un recuento de cómo se le fue la vida a una familia.
El yo poético se encarga de tomarte de la mano para llevarte a cada uno de los poemas, para que veas que ese yo es una voz que le habla a sus figuras maternas y también para que sientas, o en dado caso, para que identifiques, el dolor y peso de las palabras. Los poemas contienen un tema universal: la pérdida de la madre y de la abuela. Las personas que lean este poemario podrían estar de acuerdo conmigo de que Óscar hace una especie de radiografía de esa huella que se queda marcada.
Durante la lectura encontré la diminuta y pesada presencia de un hombre y un abuelo. Puede que no le demos importancia y es válido, porque aquí las importantes son la madre y la abuela, las figuras paternas no tienen cabida aquí. Sin embargo, su participación es una tangente que tiene un significado en los poemas donde aparecen. En Confrontación podemos observar a un abuelo esculpido a la antigua con ideas machistas: “El abuelo decía que las mujeres solo servían para dar hijos y echar tortillas”. Este poema es una dualidad, empieza hablando de la abuela como una mujer que habitó un cuerpo ciego y termina hablando del abuelo descompuesto por sus ideas. El segundo poema que menciona a un hombre como personaje influyente es Retorno. Aclaro que es suposición mía que este poema habla de un padre. Lo supongo porque el yo poético habla de una escena que ocurre a lo lejos y él nos la comparte con sus ojos. Lo interesante es que el yo poético pareciese ser ajeno a esta imagen. ¿O acaso utiliza la lejanía como mecanismo de defensa y desconocimiento para hablar de la figura paterna?
El poemario cuenta con dos tipos de locaciones: la geografía corporal y la geografía terrenal. En la primera podemos identificar a la abuela y a la madre como refugios y lugares que ofrecen consuelo ante las tristezas y los males del corazón; asimismo como lugares que pueden ser habitados por la oscuridad, la muerte, los recuerdos y el olvido. “en tu cuerpo fuiste poblada por la negrura ácida de la muerte”. En la geografía terrenal podemos encontrar lugares como el mar, la playa, Acapulco y Caleta. Son estos los más importantes porque nos dan un contexto del lugar donde habitaron las protagonistas. También podemos comprender las imágenes donde se pueden encontrar elementos relacionados al mar o al agua. La canción de Juan Gabriel puede terminar este párrafo: y es que tú eres, es que tú eres el amor del cual yo tengo el más triste recuerdo de Acapulco.
Para ir concluyendo, hay algunos recursos y elementos que se repiten en un par de ocasiones: los grillos, las flores, las referencias a Carontes y el Génesis, los sueños, el llanto. Interesantes, intrigantes, bien utilizados para marcar ese hilo conductor.
Plegarias al espíritu extraviado es un viaje intimo que nos ofrece Óscar Páez ante el dolor por la pérdida de las figuras maternas en su vida. Es un poemario que transmite ese sentir, puede que algunxs tengamos la misma sensación de quedarnos sin palabras y nos provoque ese nudo en nuestro interior. Acá entre nos, Recuento de cómo se nos fue la vida es el título del poema que más se me quedó grabado.