Una violinista guanajuatense pone de pie a San Cayetano
- "Los músicos son los médicos del alma, pues tienen capacidad para curarla", Elena Makhnev
Esta joven guanajuatense comenzó a estudiar canto a los tres años, a los seis año tuvo su primer violín, un obsequío de su padre Stanislav Makhnev, profesor de música, quien impartió clases en Argelia e Irak, después vivió una temporada en Rusia, en donde estudió en la Escuela Central de Música del Conservatorio Tchaikovski y actualmente es primer violín de la Orquesta Sinfónica de Morelia
Elena Makhnev interpretó a compositores como Bach, Chaikovsky y Paganini, en su presentación en el Templo de San Cayetano, la Valenciana, en el marco de la 47° edición del Festival Internacional Cervantino.
El concierto fue intitulado “Con fuoco”, y fue acompañada por el pianista Sergio Vázquez, originario de la Ciudad de México.
En la dirección de esta presentación, la acompañó su padre, el músico Stanislav Makhnev, quien compartió con los asistentes algunos comentarios en torno a los compositores que su hija interpretó, en ocasiones como solista, y en otras acompañada del pianista.
Una de las interpretaciones más aplaudidas fue “Danza española”, escrita por Manuel de Falla (1876-1840), que se destaca por la rapidez de los movimientos y el pizzicato, técnica que consiste en pellizcar las cuerdas con la yema de los dedos.
Una pieza del programa compuesta por su padre fue dedicada a su esposa Leticia, quien por supuesto acompañó a su familia a este concierto que estuvo lleno de diferentes emociones, este programa fue de la alegría paso a la tristeza entre el repertorio.
Stanislav Makhnev aprovechó para agradecer a México por ser su segunda casa, por conocer aquí a su esposa y por supuesto, por su hija, de quien se siente muy orgulloso, pues en el pasado mes de agosto le fue otorgado el Premio de la Juventud en la categoría de Expresiones Artísticas.
Al finalizar la última pieza, Elena salió del escenario, mientras el pianista seguía tocando algunos acordes, y para sorpresa de todos, por la puerta principal del templo se escuchó los acordes del violín, todos miraron miraron hacia atrás, y era Elena, paso por el pasillo de en medio para que los asistentes tuvieran un mayor acercamiento musical, no hubo necesidad de acercar un micrófono, el templo tiene una gran acustica, además de encápsular el silencio para que el público asistente no dudará en ponerse de pie para aplaudir a esta artista guanajuatense.