Viko Ndii (Fiesta de Muertos) y el Laki de Apoala
De mis primeros recuerdos al visitar Apoala (Yutsa To'on), era ese momento en que desde lo alto miraba un tranquilo valle donde se desplegaba un pequeño pueblo. Al bajar, mis sentidos continuaron cautivados al localizarme en ese valle rodeado de peñas, las cuales se asomaban ante la densa neblina. Sabía de la existencia de Apoala por su mención en el códice Nutall y Vindobonensis, aquel lugar del origen mítico de los mixtecos y parejas primordiales; ¡qué aseveración más certera!, ese lugar era real y mágico, era evidente que tenía que dar origen al nacimiento de un gran pueblo. En ese momento no imaginaba que la vida me llevaría a volver a ese sitio una y otra vez, tornándose en un espacio familiar y cada vez más cercano
Paisaje y códices
La lámina 36 del lado 2 del Códice Nutall hace una bella esquematización tipo paisaje del entorno geográfico de Apoala. Aparece el valle rodeado de altas montañas y peñas, representado por una tira con franjas de colores, esta tira es la vez el cuerpo de una gran serpiente que porta elementos pétreos, característicos del paisaje de la Mixteca Alta al igual que las cuevas. Del lado izquierdo se muestra la cabeza de esta serpiente con grandes fauces que corresponden a una enorme cueva en el extremo poniente del valle, en el interior de esta gruta, existe un gran manantial que nutre las aguas de un río bordeado por dos peñascos, para posteriormente atravesar el valle y la población.
En la parte central de la lámina se encuentran representados dos ríos, uno de los cuales da el nombre en mixteco a la población: Yutsa To'on, representado por una mano sosteniendo un manojo de plumas, existen varias interpretaciones respecto a su significado, una va acorde a los elementos paisajísticos del lugar:
Donde arranca el río y la segunda correspondería a un sentido más metafórico: Río de los linajes. Al juntarse los cauces de los dos ríos mencionados, el agua se precipita en una enorme cascada, que corresponde al otro extremo de la gran serpiente representada en la lámina, cascada que hoy en día es uno de los mayores atractivos en la comunidad.
Cabe destacar que el color turquesa en el agua, reflejado en los distintos elementos contenidos en el paisaje de la lámina 36, se asemeja la misma tonalidad del río y cascada en la actualidad.
Finalmente, existen distintos personajes dibujados en esta lámina, incluidos sacerdotes de la lluvia, mientras que los representados sobre los ríos corresponden a la pareja de ancianos: 1 Flor y 13 Flor, padres de la señora 9 Lagarto, esposa de 5 Viento, quienes aparecen como fundadores del señorío de Apoala y de otros lugares en la Mixteca Alta, de aquí el nombre de Río de los linajes y de este sitio como cuna del pueblo mixteco.
Laki
Una de las grandes peñas que circundan al valle es la Kawa Laki o Peña del diablo (laki) y desde el centro del pueblo se divisa una cueva en su interior. Yo conocí a un laki: Soldado, Jonathan, una tarde mientras tomaba fotografías en una fábrica abandonada en la ciudad Oaxaca, continuamos nuestra amistad y nos apoyamos mutuamente en momentos complicados de nuestras vidas, nos escuchábamos sin prejuicio alguno y aprendíamos uno del otro. Él había vivido experiencias peculiares entre las pandillas, las drogas, la violencia y a la vez tenía una nobleza en su persona que se ganaba el cariño de mucha gente, un laki noble, de linaje mixteco y pandillero. Pasó el tiempo y me mudé a trabajar dos años en la Mixteca Alta, Jonathan estaba intentando salir de un proceso de adicción a las drogas y casualmente su familia era originaria de Apoala, lo volví a encontrar en ese pueblo junto a su abuelita Esther, quien era cocinera y tejedora de palma.
Aprendí muchas lecciones de vida al escuchar a Jonathan y ver cómo afrontaba diversas adversidades, pensé que aquel lugar mágico sería el espacio ideal para su cura. El tiempo continuo transcurriendo, hice un viaje a Japón y en el templo Zenkoji de la prefectura de Nagano, encontré una pequeña figurilla del dios del inframundo o rey del infierno: Emma, me recordó a ese viejo amigo y la complejidad de nosotros como humanos, con personalidades que van más allá de concepciones binarias entre qué es ser bueno o malo. Decidí que algún día llevaría esa figurilla a Jonathan, sentía que le debía visitar, pues estuvo apoyándome en momentos difíciles, como un hermano, aunque no fuera de sangre.
La casa de mi abuelita
Estaba enterada de que la abuelita de Jonathan había fallecido y que él se dedicaba a administrar un pequeño hotel (La casa de mi abuelita) en Apoala, en donde había sido la casa de su abuela, el cual recibe cada vez mayor afluencia de turistas, también sabía que en esa comunidad había dejado su adicción a las drogas, pero no tenía forma alguna de comunicarme con él. Sin embargo, logré encontrar a su hermano en las redes sociales: Brandon, quien me proporcionó su número telefónico. Regresé así a la población, bebimos algunas cervezas, recordamos viejos tiempos y los lazos de hermandad que existen entre personas aunque pasen los años. La casa de mi abuelita es no sólo un hotel, en el interior Jonathan cría gallos, guajolotes, pollos, marranos, tiene perros, gatos, cosecha aguacates, una vida sustentable con la tranquilidad del campo y de ese bello valle, rodeado de peñas y agua; a Jonathan también le gusta mucho cocinar al igual que lo hacía su abuela y en ese lugar hay muchas proyecciones a futuro, Brandon ahora da recorridos explicando los parajes e historia del pueblo mixteco.
Viko Ndii
Este año Jonathan me invitó a comer borrego para Viko Ndii (Fiesta de muertos) en Apoala, pude acudir y llegar a registrar el momento posterior al sacrificio del animal, mientras se realizaba el faenamiento y los distintos procesos que involucra. En este caso quien realizó el proceso documentado fue Tío (Dito) Margarito, Tío es un apelativo común en la Mixteca Alta para referirse a una persona mayor con respeto, algo parecido a Don, de igual forma se usa Tía (Didi) en femenino. Él comentó que había aprendido mirando como personas mayores realizaban el mismo proceso, el cual es largo y tedioso, principalmente el eviscerado y el procedimiento de extracción de los intestinos, que debe Ilustración 12 Viko Ndii en Apoala, sacrificio de borrego ser realizado con mucho cuidado y paciencia. Uno de los nietos de tío Margarito mira desde lejos la escena, puesto que resiente el sacrificio del animal con el que convivía cotidianamente, por otro lado, una de las nietas observa entusiastamente el proceso e incluso participa apoyando en varios de los procedimientos. Cabe resaltar que en varias comunidades de Oaxaca fuera de los valles, el comer carne es un acontecimiento festivo, pues no es de uso diario, ya que la dieta está más ligada a verduras, vegetales y hongos.
Ilustración 13
Desde temprana hora por la mañana, se escucha el tronido de los cohetes anunciando la fiesta (viko), que son lanzados desde el atrio del templo. La familia de Jonathan: mamá, hermano, hijo, familia política, etc. elaboran el altar en honor a la abuelita Esther y me invitan a acompañarlos para llevarle flores al panteón. La noche cae, se observa a familias colocando flores y velas en las tumbas, mientras de fondo se contempla el paisaje de peñas y montañas que rodean al valle. Durante la madrugada del 1 de noviembre, Jonathan se dedica a cuidar la carne de borrego que ha puesto a hervir, cada familia prepara la carne en su platillo favorito: mole amarillo, caldo, barbacoa, etc. en esta ocasión la familia política de Jonathan llevó la receta familiar de birria.
Para la tarde del 1 de noviembre el caldo estaba listo, la mamá de Jonathan colocó un plato con la cabeza del borrego, que era la favorita de la difunta abuelita Esther. De igual forma hizo un consomé y prepararon moronga, embutido a base de la sangre cocida del animal.
Kawa Laki
Al siguiente día: 2 de noviembre, pensaba realizar mi retorno a la ciudad de Oaxaca después del mediodía, pero para mi sorpresa las circunstancias cambiaron. Jonathan me comentó que estaba en la población José, originario de la agencia de Cerro Jazmín, Apoala, quien sabía escalar y tenía equipo para poder subir a la Kawa Laki (Peña del diablo) y entrar a la cueva.
No lo pensé dos veces y asentí, comenté a José que nunca había escalado, no había problema alguno, él sólo se aseguró que mis zapatos fueran seguros para no resbalar. Mi asombro continuo al llegar al pie de la peña, donde se encuentra labrada la figura de un personaje que parece portar un juego de pelota en una mano, mientras sostiene en la otra una lanza o fuego, de igual forma que porta un penacho en la cabeza. Los pobladores lo llaman Tsa Xitasa'a (el danzante) parece que en analogía con los personajes nombrados de la misma forma en Monte Albán. Ilustración 20 Interior de la cueva ubicada en la Kawa Laki
Los primeros pasos para escalar fueron difíciles para mí, creo que uno sigue por mero instinto de supervivencia y claro, la ayuda de José fue básica al subirme por tramos con la cuerda. La vista desde esa altura es bella, dentro se encuentran colocada una cruz, pues es llamada la cueva del diablo y no es algo frecuente que la gente de pueblo y alrededores suban y entren ahí. Pero para José es un espacio conocido, me muestra las columnas formadas por las estalactitas y estalagmitas, observo la humedad, la formación de minerales y la delicadeza y fortaleza de una gota que tarde un año en petrificarse. El descendimiento tampoco fue fácil, pero el recorrido fue ameno, entre las charlas en español, mixteco y trap ruso, el cual es de los géneros musicales favoritos de José, quien además posee un tatuaje Ilustración 22 Detalle de cuarzo en la Kawa Laki en su mano con simbología rusa. No hay pureza: somos esa mezcla de culturas, visibilizada y construida de manera más acelerada en el frenesí del tiempo actual.
Continuamos nuestro recorrido por la tarde al acudir a la localidad de San Antonio Nduayaco, Apoala. Jonathan iría a vender aguacates y recorreríamos con José el panteón, tanto en este lugar como en Apoala, Jonathan siempre presentó como su hermana. La diferencia geográfica de esta localidad con su cabecera municipal en Apoala, es que esta se encuentra en un pequeño altiplano, no en un valle, así que la vista desde el panteón no refería inmediatamente a peñas y montañas, pues el paisaje de fondo de tumbas con tierra roja, velas, flores y un árbol en el medio del panteón, era un amplio cielo azul, de esos donde hay oscuridad y se ven con más claridad las estrellas, transmitiendo calma y serenidad.
Al día siguiente partí temprano hacia Nochixtlán para tomar la autopista rumbo a Oaxaca, pero antes platiqué con mi hermano Jonathan sobre ampliar nuestra alianza mixteca (Ñuu Savi) – zapoteca (Benexhon, de donde proviene mi familia), de hacer nuestra clika más grande (ya habíamos incluido a José, Kareli: una chica de Ciudad Juárez y un piloto de CDMX que visitaron el hotel), sin importar el origen o precedencia de las personas, lo único importante es esa hermandad, con ese Ilustración "Tumbas con tierra roja en el panteón de Nduayaco" código de no dejar morir, de apoyarnos cuando nos necesitemos. Mientras tanto yo espero volver cotidianamente a visitar a mi hermano, su pueblo y su familia.