Comentarios sobre Semillas, de Adoración y Tadasana: por Mauricio Leyva

COMENTARIOS Y REFLEXIONES SOBRE

 SEMILLAS DE ADORACIÓN Y TADASANA

Por Mauricio Leyva

Es un honor estar aquí celebrando la presencia de tres obras escritas por nuestra entrañable Samantha Salgado; obras las cuales desde que las leí han resultado una experiencia continua y una revelación en varios planos de mi existencia y nos brindan a todos, la oportunidad de reinventarnos y de reflexionar sobre nosotros mismos y la conexión que tenemos con el universo interior y el exterior.

Adoración, Tadasana y Semillas son, sin lugar a dudas, lecturas de las cuales no se puede salir inmune porque después de leerlas algo tocan dentro en un nivel emocional y sensitivo que nos hacen más profunda la mirada, más profunda la visión de las cosas y más sensible la lectura del mundo que nos rodea. Aunque las obras tienen una existencia propia y se les puede leer por separado, es innegable que aún con las diferencias en la voz narrativa, ambas conforman una vibración armónica, respiran de forma sincronizada y giran al mismo ritmo y podría decirse de ellas lo que el bardo Arturo Córdova Just decía sobre al amor: el amor no es un asunto de medias naranjas, es un asunto de naranjas completas. De tal suerte que estos mundos se corresponden en su esencia y no importa cuántas veces se lean, siempre que los abrimos parece que los leemos por vez primera y se complementan entre sí y nos complementan a nosotros. En la lectura de Adoración, que es la obra a la que habré de referirme inicialmente, hay una voz de la autora que es legítima, real, en esa voz encontramos una preocupación genuina por la evolución espiritual; su tono es íntimo, personal, atrapa desde el inicio y mientras avanzamos en la lectura, se nos van revelando los universos que cada palabra encierra. De tal forma hallamos definiciones sensibles producto de la contemplación que ha hecho Samantha: en el mundo emocional la vibración más baja corresponde al miedo y la más grande al amor. El amor es la energía que todo lo abarca, que todo lo une, nos dice nuestra escritora sobre esta fuerza amorosa que es la energía vital del universo. En seguida y de forma natural nos enlaza con el amor que es el camino hacia la libertad, pero no la libertad irresponsable o inconsciente, sino la libertad que lleva por medio del amor hacia la felicidad, fin último del ser. La libertad en esta Adoración se concibe como el crecimiento interior, el propio, el que es dueño de sí mismo y sabe amar, vibrar y ser libre, lo que ella nos resume como seres tridimensionales en donde el Cuerpo, la Mente y el Espíritu, una vez armonizados nos lleva a cierto grado de iluminación.

Consciente del poder de la palabra y del aliento que la nombra, el poder de decretar las cosas por medio del lenguaje ocupa un lugar especial en Adoración, debido a que la palabra adjetiva, es verbo y en consecuencia, es movimiento no sólo del lenguaje sino de la energía que vibra en cada enunciación: la palabra crea, decreta, construye un nivel un poco más profundo de los pensamientos. El vehículo de la palabra es el aliento y la influencia de las palabras con carga energética impacta la energía colectiva, esto lo afirma la autora y yo lo comparto plenamente, habría que pronunciar más palabras positivas para generar una energía distinta y seguramente nos percibiríamos más empáticos, más humanos y más sensibles. En este orden de ideas retomo una definición que nos regala Samantha para quien el amor es la fuente principal para lograrlo todo: cada espacio que no se dirija al amor, que no habite el amor, será ocupado por su mayor oponente: el miedo, un amor que por cierto llama a la comunión y a la supresión del ego. Recientemente escuché algo muy importante: uno siempre da lo que tiene en el corazón. Es cierto, de nada sirve tener cosas materiales, poder, dinero, sino no se hace el bien propio y el bien común; sin embargo, hay quienes tienen poco y de lo poco que tienen dan mucho porque eso es lo que tienen en el corazón y Samantha hoy nos regala esto que le nace del corazón para invitarnos a romper atavismos y liberar nuestro potencial en una Adoración interna que ahora nombra en este libro y que toma de la mano a Tadasana.

TADASANA
Arturo Martínez, Samantha Salgado y Mauricio Leyva

Tadasana es una postura que comúnmente se denomina “postura de la montaña”, ella da nombre a una exquisita narración de la fundación mitológica y mística del ser humano que crece y se expande con la paz, con el silencio. Es una revelación única de un ser que se hace uno mismo con la naturaleza, que se enraíza en sí mismo y se conecta con la tierra y se fusiona con su entorno a grado tal que se es uno mismo en el universo. Energía del cosmos que alimenta al ser. Su desarrollo tiene metáforas luminosas bien logradas, es sorpresivo. El árbol vida, al que define como un arquetipo, una de las figuras más usadas en el inconsciente humano, ocupa un lugar central y el remate del relato inicial nos remonta a la potencia y estructura del Haiku, poema japonés, el cual aseguran los expertos sólo se concibe después de horas, días e incluso semanas de contemplación de la naturaleza hasta obtener la epifanía deseada. Y justo de esta contemplación de Samantha nacen los cuestionamientos existenciales que dan origen a la lectura mística de Tadasana. Un grupo de amigos sube a una montaña (alegoría de la fundación mítica del primer relato) y allí, en la cima, comienza la revelación de los misterios iniciáticos del ser humano por medio de presencias luminosas, divinas, sagradas. En su desarrollo vamos a adentrarnos al conocimiento de la condición emocional y sensorial nuestra, es una lectura de ayuda que invita a descifrarnos, a conocernos mejor por medio de la meditación y del amor pasando por las dimensiones personales. Tadasana nos habla de las emociones y de las experiencias y de la energía y se adentra en algo poderoso: la Verdad.  Medita nuestra escritora sobre la búsqueda de la Verdad que a su vez permanece unida a un todo en el cual las cosas se mantienen implícitas y el amor sigue en un primer plano: Para integrar Cuerpo, Mente y Espíritu en armonía, las personas deben vibrar en amor total. 

Tadasana es también un recorrido por las antiguas civilizaciones y su cosmovisión desde Lemuria y la Atlántida hasta los mismos Grandes Iniciados y los seres de cuarta y tercera dimensión, y aquí, quiero hacer una especial mención a que dicha obra es sólida en sus fundamentos y sus referencias tienen una base importante, no se trata de un libro de buenas intenciones, es un estudio profundo y consciente de temas trascendentes que han ocupado la mente de muchos durante años y que se nos muestra en una voz narrativa que lo hace accesible. Es lógico por ello, que los temas sustanciales del ser están presentes como la Felicidad, la cual no debe confundirse con el placer, la satisfacción o la alegría, la Felicidad en sí misma es más compleja pero es más liberadora. “La utopía de este siglo es también la más vieja: la felicidad” me comentó alguna vez el maestro José Luis Cuevas. Pero el camino para la felicidad debe estar motivado por el amor, como lo señala de diferentes formas nuestra escritora Samantha.  En el clímax del libro se nos muestra la fundación bíblica del hombre y apela a Jesús, el Cristo y al enorme ejemplo de amor y de vibración que nos dejó como legado. En sus páginas hay razonamientos potentes sobre los apegos, el saber, lo sagrado y el miedo, entre otros; los sucesos van concatenados en burbujas místicas y sagradas y podemos hallar el significado de los chakras y su inmensa repercusión e influencia sensorial. Influencia que, por cierto, disemina en el mundo Semillas y ¿Qué son las semillas para los principios herméticos? Son raíces que florecen en cuerpos, en seres que son templos de Dios sobre la tierra. Templos de carne y hueso que se vuelven historias.

Y esas Semillas de las que nos habla Samantha, son relatos divididos en tres partes como el aspecto tridimensional: Cuerpo, Mente y Espíritu.  En esta tercera obra justamente hay una división de tres partes: el árbol, los 5 elementos y el árbol en los 5 elementos. Cuenta esta división con un Intermedio y un Epílogo. Son narraciones en primera y tercera persona que muestran el dominio del lenguaje y aunque en una primera lectura son historias duras, se detectan los principios herméticos en el aprendizaje que a veces se muestra como parábola y otras veces como metáfora. Si bien es cierto su mensaje es único, las preocupaciones esenciales están allí “Nadie me habló de cargas” dice uno de sus personajes que crece un mundo engañoso que nos recuerda a Juan Rulfo en aquella reflexión: Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar está muerta. Sin embargo, en esta narración la preocupación es por este mundo materialista que distrae y se devora todo, un mundo que sin importar el sexo o el origen busca por fuera las cosas que son del ser, que están dentro del ser. Las historias juegan con varias posibilidades de vidas y de destinos, pero el centro sigue siendo el amor: el amor propio, el amor por los demás, el amor por la vida. Guerrero y en especial Acapulco son el escenario en el cual los personajes se van desdoblando. La búsqueda de lo correcto no es el camino para la felicidad, fue una de las reflexiones que hice al irlo leyendo porque el personaje del inicio enfrenta estos conflictos, no ubica el hecho de que los vacíos personales se llenan personalmente y el ser se pierde, divaga, busca ser alguien y en esa búsqueda se extravía a sí mismo. El intermedio en la obra de tres capítulos, es un poema de efectos sonoros y de contenido filosófico que parecen un descanso, una pausa, en medio de un mundo estridente. Cada personaje parece un elemento y el último la mujer violentada es quizás de los más conmovedores, la tentativa del suicidio es inevitable, pero el amor por la vida, de nuevo el amor…se impone al estilo de Jaime Sabines quien nos dejó dicho: la vida se resuelve con la vida.  

Para finalizar mis comentarios, debido a que no es mi intención resumir los libros, quiero terminar apelando a algunas reflexiones de mayor trascendencia que hace nuestra entrañable Samantha Salgado sobre uno de los temas capitales en su obra: el amor: El símbolo de la liberación es el amor, el amor que ama ilimitadamente más allá de juicios y etiquetas. Cito a Samantha: a veces las personas no saben cómo amar porque no reciben el amor que necesitan en su infancia… el camino hacia la felicidad, que es la libertad en amor; es reconocer nuestra verdadera naturaleza y desapegarse de las experiencias a través del reconocimiento de que todo es amor, que se suelta confiando en el amor y en lo mejor para todos los involucrados, y que el amor prevalece sobre los ciclos del miedo y del dolor. Gracias Samantha por recordarnos que no sólo de pan vive el hombre y regalarnos esto que nace de tu corazón. 

(Texto leído por el autor en la presentación de la trilogía escrita por Samantha Salgado, en Samyama en Acapulco)