No se vive de recuerdos: 24° 51’ Latitud Norte

No se vive de recuerdos: 24° 51’ Latitud Norte

No se vive de recuerdos: 24° 51’ Latitud Norte

Existe dentro de la producción cinematográfica anual una gran cantidad de largometrajes que acaparan no sólo las salas comerciales sino también las primeras planas en los festivales de cine del mundo. Lo anterior quizás haga que la producción de cortometrajes sea ignorada y muchas veces olvidada a pesar de
su calidad y capacidad de generar emociones profundas con una corta duración.

Otro obstáculo que encuentra el cortometraje y que años más atrás era sumamente difícil de librar es encontrar distribución, la forma de exhibirse, de ser analizados. Con la llegada de las plataformas de video en línea muchos cortos ahora pueden ser vistos en la comodidad de nuestro hogar necesitando sólo una
conexión a internet y un dispositivo digital, como el caso del corto que hoy genera estas líneas.

“24° 51’ Latitud Norte” nos presenta a Ernesto, un joven otrora habitante de un poblado en el norte de México, regresa después de once años de ausencia para reunirse una tarde con los amigos de su infancia y juventud, reunión que lo hará enfrentarse con el pasado y replantearse su futuro en un lugar que no reconoce y no entiende en el presente.

Del pasado de Ernesto sólo podemos ver fragmentos de sus recorridos por el árido paisaje del lugar donde creció, junto a sus amigos aproximarse a un lago artificial producto del voraz proceso de industrialización que así como sus deseos de una vida mejor terminó por fallar.

No se vive de recuerdos: 24° 51’ Latitud Norte

Como se transforman los terrenos que recorre cambia también la vida, en busca de aquellos momentos de felicidad y energía él regresa y junto con sus compañeros roban una lancha para adentrarse a las aguas tranquilas, quieren huir del estéril campo, escapar de lo seco de sus rutinas.

Entre una conversación sutil sobre las memorias de cada uno se pone de manifiesto cómo ha cambiado la mente y los recuerdos del que se fue, pronto aparece el desencanto, Ernesto se da cuenta que lo único que recuerda es lo poco que nos ha mostrado, que por mucho que deseara encontrar lo que una vez causó furor y alegría no lo encuentra, que no se puede vivir de recuerdos.

Desconocemos la razón de su partida, él mismo no lo sabe pero vive con la esperanza de regresar a ser ese niño despreocupado e iluso que camina con los que serían sus compañeros de aventuras infinitas. Pero ahora hay sólo un campo de guerra, de batalla contra el narcotráfico y consigo mismo, lucha con salvajida como agresivo es el entorno, el sol que quema y deshidrata.

Los recuerdos se borrarán con el tiempo o cambiarán su significado, como cambiaron las promesas de una amistad, es momento de partir y cambiarlo todo.

Carlos Lenin

Director de este cortometraje, construye a partir de las memorias de Ernesto un reflejo del estilo de vida y la falta de oportunidades en el norte del país.

Nominado al Ariel a mejor cortometraje de ficción “24° 51’ Latitud Norte”, está disponible sin costo en la plataforma de Cinépolis Klic y sin duda es un trabajo que hay que revisar, pues los directores del corto de hoy, serán los directores de los largometrajes del mañana.