EL SUEÑO QUE FUE
Oía de vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia.
Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe,
no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido,
como las que se oyen durante los sueños.
Juan Rulfo
Encontrarse con una ciudad fantástica, sin saberlo y abordar sus paisajes. Mirarte en la plazoleta de una ciudad gris, en donde las sombras se quedan dormidas en el suelo y es imposible volver a saltar. Ver como tu cuerpo cae del quinto piso, sentir que mueres mientras lo observas todo desde la banqueta de en frente.
Lo fantástico es una manifestación de las leyes naturales, un efecto del contacto con la realidad cuando ésta se percibe directamente por el sueño, aquel que una vez presentimos de saber lo sucedido. Así es leer El sueño que no era (editorial praxis), libro ganador del XVIII Premio Estatal de Cuento María Luisa Ocampo, es habitar una casa en ruinas en donde cada habitación prevalece el recuerdo, la linea de tiempo que absorbe las voces de lo que sucederá y la memoria de guardar en el tejado a la nostalgia, silenciar los recuerdos dentro de una habitación en donde cada cuento espera a su lector, escondido de la percepción evidente y de las señales de malagüero. El libro se integra de cuentos que te acompañan desde el otro lado del espejo, en la cual miras a un narrador como la víctima dando regresiones al tiempo mientras que los personajes principales tan solo son espectadores y el autor le brinda al lector la oportunidad de ser el culpable de que el crimen se haya hecho, al darle voz a la situación y dejar en suspenso aquello que sabemos irreal y que justo nos está abordando, como en el libro de un precursor del realismo mágico el escritor colombiano Gabriel García Márquez, de su obra Crónica de una muerte anunciada, el cual con sus imágenes da a la narrativa la tensión de que el lector se percate de lo que ha sucedido y que no puede hacer nada para impedirlo, cito al autor:
Cuándo Horacio se levantó temprano para celebrar su cumpleaños, y después de caminar y de cruzar el Zócalo, se dio cuenta que estaba en otra época.
Las voces se guardan en la memoria o en un sueño dentro de este libro, desarrollando las escenas entre ambientaciones cotidianas y fantásticas, el personaje va avanzando por las distintas escenas que el autor va creando con el pasar del relato y la flexibilidad de los planos temporales; una visión del tiempo-espacio circular en que todo sucede en momentos mientras suena el ruido de un tren. La sensación del déja vu, lo ya visto, tener la sensación de estar viviendo intensamente con el narrador una experiencia alucinante en que conviven elementos extraños y familiares, una pesadilla o un sueño: pasar al mismo hombre con sombrero y expresión de desconcierto cada quince minutos y notas la desesperación de no poder salir de la habitación sin antes darte cuenta que aun permaneces en el reflejo, en los relatos que develan un suspenso lineal, de pronto tus dedos se tensan intentan no dejar caer la sentencia del cuento, que tu nombre está siendo leído en la muerte de un personaje, tiemblas al darte cuenta que tu nombre también podría ser “Juan Díaz”.
El realismo fantástico está detrás de estas singularidades, tan visible como la simple fantasía, y tan fantástica como la simple realidad. Cito al autor:
Tu casa parecía una tumba y tu puerta una lápida en cuyo interior había una persona muerta. Ésa eres tú. Pero te resistes a la idea de estar muerto.
El autor guerrerense Luis Ricardo Palma de Jesús, te invita a mirar la memoria desde un cuerpo que no es el tuyo, desde las ausencias, el suspenso de una muerte, desde su narrativa de realismo fantástico. La ausencia de la realidad verídica, la estatua del realismo mágico que tanto engalana el autor con paisajes que puedan causarle la vida al ojo humano, cito:
Quizás estés soñando que eres un sueño. Pero los sueños no tiene conciencia de lo que son. Y tú sí...
Quizás no logré salir de las historias, del constante circulo temporal que maneja el autor, de las cortinas que precedieron de la noche en donde Luis Ricardo Palma se encargo de elegir a que sueño acomodarnos, temer a los mismos sueños, o entusiasmarnos que los sueños puedan hacerse real.
El realismo fantástico dentro de la narrativa de Luis Ricardo despoja los sueños del encierro en las historias que sucedieron o fueron lapsos en la realidad en donde el tiempo quebró las causalidades dejándonos una clara visión de que en la ciudad de Acapulco, las fantasías condenan la realidad. El sueño que no era, es esa sensación de algo nunca sucedido pero que miraste como primer persona, un libro construido en otros tiempos, en donde el autor maneja la emotividad de un primer trabajo completo, el cual te guiará a una transacción en donde los cuentos van dejándote mas solo, con un lenguaje que parece saborear tu miedo, lo siente, lo desarrolla hasta que seas parte del escenario, hasta que te das cuenta que eres el personaje y que las vidas pasadas son tu futuro en donde nacerás como un engendro, y tu destino será marcado en un tren. La intención del título que nombra también a uno de los cuentos que lo integran es clara: este sueño puede no ser el tuyo, puede ocurrirte mañana o incluso ya te ocurrió.
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