Ética y Colaboración en el Mundo Académico
Una voz disidente emerge desde Guerrero: José Luis Correa Catalan y el dilema de la colaboración académica
José Luis Correa Catalan alza la voz sobre una situación que ha estado perturbando su tranquilidad. Su testimonio arroja luz sobre la intrincada red de relaciones entre académicos y comunidades culturales, tejiendo una narrativa que refleja la tensión entre colaboración y invasión en la búsqueda del conocimiento.
La historia comienza cuando un académico, con notorias diferencias de acceso y poder en instituciones y sectores, extendió su mano en señal de colaboración hacia José Luis Correa Catalan. Carlos Dávila, subdirector del ENAH, propuso acompañar a Correa a eventos festivos en Guerrero.
A medida que compartían espacio y tiempo, José Luis Correa notó un cambio en la dinámica. El académico reveló su faceta invasiva y conflictiva en los procesos rituales, generando en Correa un instinto de desconfianza y aprehensión. El distanciamiento se convirtió en la opción elegida por Correa, quien estableció límites diplomáticos para proteger la integridad de las tradiciones que tanto apreciaba.
El académico y su fotógrafo personal se sumergieron en las redes sociales de Correa, extrayendo información íntima compartida en sus diarios de viajes. La difusión respetuosa y humilde que Correa buscaba se convirtió en algo diferente en manos de estos académicos. Replicaron los recorridos, utilizando el nombre de Correa para acceder a entrevistas con los mascareros y otros actores culturales.
Su voz no se amilana. Resalta la desigualdad de poder presente en esta situación, donde académicos con privilegios centrales aprovechan a figuras como él para avanzar en sus propias trayectorias, relegando a los informantes a un segundo plano.
En un gesto valiente, José Luis Correa Catalan se deslinda públicamente de Carlos Dávila, subdirector del ENAH, a quien vincula con la situación que ha compartido en su Fecebook. Esta acción va más allá de la autopreservación; es una declaración de principios y una apelación a la responsabilidad ética en la investigación y colaboración académica.
El testimonio de José Luis Correa nos conduce a una introspección profunda sobre el equilibrio entre la colaboración genuina y la explotación. Nos recuerda que la búsqueda de conocimiento debe estar anclada en el respeto mutuo y el entendimiento, y no debe ser una herramienta para mantener ventajas académicas. Además, expone una problemática aún más amplia: la invisibilización de gestores locales, quienes han dedicado años de trabajo a preservar y difundir sus tradiciones. El centralismo académico a menudo los utiliza como meros informantes, perpetuando una meritocracia que ignora la riqueza y sabiduría arraigadas en las personas locales. Desde Guerrero, la voz de Correa resuena como un llamado a la reflexión, desafiando a la comunidad académica y cultural a abrazar una ética colaborativa que empodere y proteja las riquezas culturales que tanto valoramos.
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Entrevista sobre su trabajo de investigación y difusión de las máscaras de Guerrero: