Vicente Guerrero y su padre
La reunión entre Vicente Guerrero y su padre, en la que éste le pidió que dejara la lucha independentista y aceptara el indulto que le ofrecía el gobierno realista, es narrada por varios autores del siglo XIX.
Aunque ninguno de ellos precisa la fecha ni el lugar en que ocurrió, sus mismos testimonios permiten afirmar que dicho encuentro se verificó hacia enero o febrero de 1817, en que Guerrero se trasladó de su cuartel general ubicado en Xonacatlán, en la Montaña, a Azoyú en la Costa Chica.
Hay noticias de que ahí recibió una carta en la que se le informaba que su progenitor iba en su busca con ofrecimientos del virrey, por lo que el encuentro debió tener lugar por ese rumbo. La frase de “Mi patria es primero”, fue atribuida al insurgente suriano por Lorenzo de Zavala, su aliado político, en su obra Ensayo Histórico de las Revoluciones de México desde 1808 a 1830, pero no hay ningún testimonio documental que confirme que se la dijo a su padre.
En cambio, si lo hay de que escribió una semejante al responder a Iturbide sobre la noticia de que era el emperador de México. El 4 de junio de 1822, Guerrero le dijo: “Mi patria es la primera que amo y [si] unió a ella sus intereses, le ofreció su existencia por salvarla, y tuvo la dicha […] de haberlo conseguido, nada ha podido alterar mi espíritu sino el placer de ver sin cadenas a la Nación Mexicana”.
Sin embargo, el episodio del encuentro de Guerrero con su padre, así como la frase atribuida, han sido repetidos en la historiografía e iconografía del personaje innumerables veces. Así lo hizo Salvador Tarazona, en 1947, en la pintura al óleo que hoy presentamos y que forma parte del patrimonio pictórico del Ayuntamiento de Chilpancingo.
Por María Teresa Pavía Miller, Centro INAH Guerrero.
Imagen: Víctor Manuel Garnica Zavala.