Javier Saldaña, la banda...de Moebius
El respeto irrestricto a las autonomías universitarias ha costado la vida de muchas personas, la historia de la Universidad Autónoma de Guerrero está forjada sobre esa resistencia, sobre el valor de las y los ciudadanos estudiantes, pero acceder al derecho humano a la educación.
Resulta contradictorio que una institución autónoma que se dedica a forjar estudiantes con calidad humana y pensamiento crítico, ofrezca toda su infraestructura humana y de recursos al culto a la personalidad de uno de sus integrantes. Alrededor de la figura del ex rector Javier Saldaña Almazán giran todos los reflectores, los recursos de una universidad autónoma para forjarle una carrera política que le asegure la reelección a rector y posteriormente la candidatura para ser gobernador.
Hay que recordar esa campaña para obtener la rectoría de máxima casa de estudios de Guerrero, donde él era único candidato, erogando recursos financieros en su campaña en cada una de sus visitas en instalaciones educativas de la universidad. Compitió contra sí mismo y ganó. ¿Quién no dice que será de la misma manera esta vez?
El pasado 21 de abril se entregaron las preseas Hermanos Bravo en la Catedral de la Asunción de María, evento en el cual fue recipiendario de la presea “Nicolás Bravo” al activismo social otorgada por el H. Ayuntamiento Municipal de Chilpancingo de los Bravo, y sigue pareciendo paradójico que se reconozca en esa categoría cuando es muy sencillo ser activista con el recurso público de la sociedad, cuando se dispone de los medios, se llama ejercicio de la función pública, no activismo social.
Los activistas trabajan contra todo pronóstico, en especial, con la falta de recursos, con la atención a la protección de los derechos humanos de las personas, por lo que es hasta ofensivo, que se condecore a un político en esta categoría cuando sólo realizó el trabajo para lo cual fue designado y por lo tanto, también percibió un salario que se genera con los impuestos de las y los guerrerenses.
Las formas en las que la política guerrerense ha comenzado a actuar para posicionar a sus candidatos tilda en el cinismo, ojalá que el contrapeso de la autonomía universitaria resurja, y que deje de estar supeditado el pensamiento a las necesidades de una clase política que no hace más que beneficiarse de la necesidad de las personas. Lo que ocurre con la Universidad Autónoma del Estado de Guerrero es un ejemplo preciso del estado pleno de salud del priismo guerrerense, de sus formas y sus prácticas, de cómo el estudiante sigue siendo el motín del acarreo que los llevo a consolidar un gobierno sangriento y represor. De nuevo, la paradoja.