Roommates, de Ángel Domínguez Espinoza

Roomates

de Ángel, "El Halcón" Domínguez

Para Violeta y Sheyla

1

Una cucaracha voladora arribó a nuestro departamento de estudiante, transitó en las paredes, cómodamente desfiló entre algunos muebles y libros, con sus patas ágiles y alargadas empezó a trazar su territorio. El gato de la casera la siguió con la mirada, mis compañeros también, dos de ellos corrieron al patio de servicio por algunas escobas, entre risas apaleamos a la intrusa. Cuando sus patitas tocaron el piso, el gato la desapareció de un mordisco, la vida solo es un instante.

2

Un chocolate cayó de la mesa al suelo, nadie lo reclamó, ninguno recordó haber comido chocolate. Un ejército de hormigas lo rodearon, entre todas se lo echaron al hombro, en ninguna de ellas, no observamos envidia, ni rivalidad, con esa destreza nos demostraron que trabajar en equipo siempre resulta mejor. Dónde come una, comen todas. Al contrario de nosotros, alguien comió chocolate y no compartió, donde come uno, no comen todos.

3

Una mosca que volaba por la cocina perdió el equilibrio, su deceso fue atroz. Esa mañana no tenía licencia para circular, por aquella zona restringida del departamento. Se lo advirtieron sus amigas: si no le das para los refrescos al viento, terminarás sumergida en el infierno de la estufa. El fuego la volvió invisible.

4

¿Quién soy yo para quitarte la vida? Nuestro departamento fue visitado por tu conducta nocturna, danzaste al ritmo de tu música, me susurraste tu himno emblemático. Tal vez tu cuerpo se formó en un estornudo de Dios. Amigo mosco no pude matarte, esa noche bebiste de mi sangre para saciar tu sed. Cada noche estará un punto rojo marcado en mi piel.

5

En el desayuno, sumergí un trozo de pan en un vaso con leche, lo llevé a mi boca y entre mis dientes se hizo nada, cómo los sueños de muchos hombres. Contemplé mi entorno y por un momento creí que estaba solo, no, no fue cierto, nunca estamos solos, están los insectos con nosotros, ellos escuchan nuestras conversaciones. Al marcharme a la universidad dejo sobre la mesa migajas de pan. Cuando vuelvo al departamento tengo la certeza de que alguien me espera.