De tantas vueltas en la sala de espera, no me quedó de otra que sentarme unos minutos, para mi sorpresa ahí me di cuenta de que llevaba un teni rojo y otro blanco, qué más da, si viene mi primer hijo, me dije riendo. Cuando alcé la vista, vi a la doctora con su bata blanca, me sacudió la emoción, era ella.